gernika-lumo. Han completado ustedes una enciclopedia del bombardeo de Gernika.
Hemos intentado cubrir todo lo que se sabe del bombardeo. Hemos recogido todos los temas que hay sobre el bombardeo, incluso los más polémicos; los documentos existentes más trascendentes; hemos llegado a los principales archivos... Es un libro de cabecera para consultar.
Han tratado de poner nombres y apellidos a lo que habitualmente es una fría cifra de víctimas.
Hemos intentado registrar todas aquellas personas que se conocía que habían muerto, y hemos contactado con familiares para contrastarlo y saber las circunstancias en las que murieron. Hemos llegado a registrar 153 fallecidos y para ello hemos tenido que recurrir a diferentes archivos. Queremos darles un lugar en la historia. El siguiente paso es pedir al Ayuntamiento, o a quien proceda, que haga un memorial en el que aparezcan esos nombres.
Además de las dificultades originadas por la destrucción de los archivos municipales, ¿se han encontrado ustedes con más obstáculos a lo largo de su investigación?
La característica general con la que nos hemos encontrado en todos los archivos es el intento de manipulación de los registros, siguiendo la teoría de que no hubo bombardeo, luego no pudo haber muertos. Todos han sido manipulados. En el registro civil de Gernika, por ejemplo, en las actas de defunción, hemos encontrado algunas en las que aparece como causa de la muerte "bombardeo" o "efecto de las bombas" y eso está tachado, y en uno incluso aparece escrito sobre ella "cuidado". En el libro del cementerio de Zallo han sido borrados los enterrados los días 27 y 28 de abril. Las páginas del registro de enterrados en Lumo, los de la zona rural, han sido arrancadas...
Sin embargo, han recuperado ustedes esos nombres.
Hay que romper una lanza en favor del párroco de San Pedro de Lumo, que registró los nombres de los 26 fallecidos en Asilo Calzada. Tal vez por desconocimiento, la mano del censor no llegó para destruirlos. Asimismo, el historiador Salas recoge los nombres de los enterrados en Zallo antes de que fueran borrados.
El desconocimiento del número exacto de ciudadanos que había aquel día en Gernika tampoco ayudará...
Efectivamente. Además, mucha gente tuvo que huir ante la entrada de los sublevados, y otros registraron a sus muertos de manera tardía, porque solo lo hicieron cuando lo necesitaron para poder cobrar las herencias que tuvieran.
¿Existía algún otro registro fuera de Gernika-Lumo?
El Gobierno de Euskadi quiso llevar un registro central de fallecidos. Se dieron instrucciones para que todos los pueblos mandasen la información a un punto centralizado, el juzgado número 1 de Bilbao. Esa labor duró hasta 1937, cuando entraron los nacionales y no se pudo seguir.
¿Han escudriñado ustedes muchos rincones en busca de la verdad?
Sí, como en los registros del hospital civil de Basurto, adonde fueron llevados heridos y fallecidos. Ese día entraron en torno a 53 personas y aunque las hojas de ingresos han sido arrancadas, en el libro de urgencias y de cirugía aparecen quiénes fueron operados con heridas de metralla como consecuencia del bombardeo.
¿Podría haber más de esos 153 fallecidos que tienen registrados?
Nos han comentado que en los años 60 o 70 circuló un listado bastante fiable de entorno a 190 fallecidos, que elaboró el Ayuntamiento para contradecir a los cronistas que hablaban de entre 1.500 y 3.000 muertos. Ojalá algún día aparezca, pero no creemos que pasen de 200.
Después de 75 años, ¿queda algo por conocer de lo que sucedió?
Pienso que sí. Queda completar la lista de fallecidos, investigar ciertos archivos para saber quiénes fueron los responsables del bombardeo, estamos convencidos de que los alemanes lo filmaban todo y de que tiene que haber una filmación del bombardeo, no se ha hecho un registro de los exiliados del pueblo...