El juego de pelota vasca conocido como "paxaka", que puede considerarse un antiguo predecesor del tenis que data de los siglos XIII y XIV, ha vuelto este sábado al sobreclaustro de la catedral de Pamplona dentro de los actos del evento "A Dios rogando y a la pelota dando".
La paxaka es una modalidad en la que tradicionalmente han jugado los eclesiásticos de muchos pueblos, a los que en ocasiones se les abrieron procesos judiciales por "dejarse llevar" por la pasión del partido y faltar al decoro llegando a arremangarse la sotana.
El partido se disputa sobre una cancha dividida por una red y en el mismo participan uno, dos o tres jugadores por equipo, que golpean la pelota con la mano, explicó Xabier Martínez, presidente de la Asociación Cultural Navarra de Pelota Vasca / Nafarroako Pilota Jokoen Elkartea (Napike), en una rueda de prensa celebrada días atrás.
El espectacular sobreclaustro de la catedral de Pamplona era uno de los lugares en los que se jugaba a paxaka, un juego en el que ya hace siglos se contaban los tantos con la notación del 15, 30, 40 y juego.
Pelotaris con sotana
Para recordar esta ancestral modalidad deportiva, la asociación Napike ha organizado un evento que comenzará en el refectorio de la catedral de Pamplona, donde también ha tenido lugar una mesa redonda con Santiago Lesmes, autor de "La increíble historia de la pelota vasca", y Tiburcio Arratzoa, autor de "Dios y pelota".
Después ha llegado el "plato fuerte" del evento, con una exhibición de paxaka en el sobreclaustro en el que intervendrán dos equipos de dos jugadores cada uno, vestidos de sacerdotes con sotana. El asteasuarra Jon Urbieta, los villabonatarras Andoni e Ibai Urbieta y el donostiarra Julen Chiapuso competirán en esta curiosa modalidad.
Se ha disputado sobre una cancha dividida por una red de 1,20 metros de altura y se ha utilizado una pelota grande, de entre 235 y 245 gramos, con núcleo de madera de boj y rellena de trapos. Asimismo tampoco ha faltado un "cantor" de tantos, como se hacía antiguamente, que es el antecesor de los modernos jueces de silla del tenis.
"Las normas antiguas no están muy claras, porque en cada pueblo eran distintas", explicó Martínez, quien destacó que sí se sabe que no se podía sacar de arriba abajo, al contrario que en el tenis actual.
A las doce se ha rezado el Ángelus, como todavía se sigue haciendo en este tipo de juegos.
Un santo patrono muy deportista
La pelota vasca, subrayó el presidente de Napike, forma parte desde hace siglos de la vida diaria de los pueblos de Navarra, donde la primera referencia a este juego data de 1331. Por ello, no es de extrañar que el patrón de la pelota sea San Francisco Javier, quien es asimismo copatrono de la Comunidad foral.
La declaración del santo navarro como patrono de la pelota se acordó en 1962 en la celebración del Campeonato del Mundo en Pamplona. Martínez ha comentado que hay constancia de un acta del Vaticano dando cuenta de este acuerdo que al parecer se encuentra en la Federación Argentina y que se está intentando localizar.
Martínez aseguró que, aunque probablemente San Francisco Javier jugaba a pelota, no hay certeza de que así fuera, ya que no lo menciona en ninguna de sus cartas. San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, tampoco era muy partidario de este juego. Pero sí se sabe que San Francisco Javier era un gran deportista y ganó una competición de salto en París.
Procesos a sacerdotes
Los eclesiásticos pronto se sumaron a la práctica de este juego, aunque en ocasiones fueron sancionados por ello. En el catálogo del Archivo Diocesano de Pamplona constan unos ochenta procesos eclesiales a sacerdotes por este motivo.
Los cargos más habituales consistían en producir escándalo entre los feligreses por realizar apuestas, arremangarse la sotana, vestir con calzas y jubón o participar en riñas o altercados violentos derivados del juego.
El proceso más antiguo en Navarra data de 1588 y se abrió a cuatro sacerdotes de la parroquia de San Nicolás de Pamplona, sentenciados por una disputa tras un partido de pelota en el castillo nuevo.
En total, ha habido 134 eclesiásticos condenados, no llegando a medio centenar aquellos de los que se conserva sentencia condenatoria.
Pamplona es el lugar donde más jugaban los eclesiásticos a pelota, en sitios como la catedral, plazas, el atrio y la trasera de las iglesias, el cementerio, el parque de la Taconera o el castillo nuevo.