donostia - Jokin Altuna es un pelotari al que le va el riesgo. El todo o nada no le asusta, más bien le motiva. El delantero de Amezketa quiere ser protagonista cuando el partido está en el alambre, para bien o para mal, su manera de afrontar el choque le obliga a jugarse las pelotas calientes. Siempre responsable de sus actos. Héroe o villano, pero nunca sin dejar de dar la cara. En la final del Torneo Ciudad de Donostia sacó otra vez más su vena más alocada y la moneda cayó cara. Sus jugadas fueron claves para remontar la pequeña ventaja colorada y cerró el choque con un remate que quedó a escasos milímetros de la chapa, a dedos de la derrota. Altuna se hizo con el partido a su estilo y sumó otro cetro más con José Javer Zabaleta, zaguero con el que ha demostrado cuajar muy bien. Aunque para ganar, los pelotaris de Aspe tuvieron que sufrir mucho sobre la cancha debido al buen hacer de Aimar Olaizola y Beroiz, que vendieron muy cara su derrota al llegar hasta los veinte tantos (20-22).

El de Amezketa fue protagonista, pero el galardón al mejor pelotari del torneo fue para Zabaleta. El de Etxarren no tuvo su día en la final donostiarra. Enfermo y sin ese brillo característico, tuvo que cambiar su modo de juego para sacar el partido adelante. Pero el navarro supo mudar su piel de letal pegador a rocoso fajador y permitió que su compañero gozara de muchas pelotas a su favor y puso en complicaciones a Beroiz. Aunque, esa pequeña debilidad la apreció Olaizola y se lanzó directo a los cuellos de sus oponentes. El de Goizueta consiguió que las primeras ventajas fueran coloradas gracias a su habilidad a la hora de rematar.

Aun así, el buen inicio colorado no tardó en ser contestado. Zabaleta se afianzó en la cancha y Altuna empezó a disfrutar en los cuadros alegres. Las diabluras del de Amezketa, apoyadas por la solvencia de su compañero, permitieron poner otra vez las tablas en el electrónico y en el mando del juego. Una buena racha de Olaizola puso el 20-18 en el marcador y el partido amenazó con encontrar su final. Entoces solo quedó la opción de lanzarse al vacio. De jugarse cada pelota y ahí Altuna es un artista. Los remates del guipuzcoano encontraron buen puerto y la remontada concluyó de la mejor manera posible, con Jokin cerrando los puños tras la enésima acrobacia.