Existe una posibilidad entre 100.000 de que una persona sea atacada por el síndrome de Guillain-Barré, un trastorno neurológico que, entre otros efectos, paraliza progresivamente varios músculos del cuerpo. El destino, la estadística o el infortunio, no se sabe con certeza la razón, han propiciado que David Merino (Villar de Torre, La Rioja, 1990) sea uno de los afectados por una rara enfermedad de la que, evidentemente, el zaguero de Aspe nunca había oído hablar hasta que se la diagnosticaron y de la que ahora se recupera tras someterse a infinidad de pruebas médicas que descartaron otras dolencias de mayor gravedad.

Merino II se encuentra inmerso de pleno en un periodo de rehabilitación en el que, según dice, "voy cogiendo fuerza". "Es lento, pero va bien", añade. El riojano se quedó sin fuerza en las piernas y ahora trabaja para "fortalecer los gemelos, los cuádriceps, los femorales, los isquios...". La mejor noticia, no obstante, es que puede hacer vida normal. "Todavía no corro porque no me puedo fatigar demasiado y además no me dejan, pero voy notando mejoría", matiza.

Los primeros síntomas de la enfermedad los tuvo el menor de los hermanos Merino a finales del pasado mes de agosto. "Primero tuve una gastroenteritis que me obligó a suspender un par de festivales y la semana siguiente comencé a entrenar", relata el zaguero de Villar de Torre. "Sin embargo, el segundo día que fui a entrenar sentí como unas agujetas tremendas. Pero no eran agujetas. No podía correr y no había manera de hacer nada. Luego me caía y veía que no tenía fuerza. Fue entonces cuando Joaquín Plaza -su preparador físico- se dio cuenta de que no era normal, avisó a Txema Urrutia -médico de Aspe- y me llevaron a la Clínica San Miguel de Pamplona para hacerme un montón de pruebas".

síndrome de guillain-barré A pesar de tratarse de una enfermedad rara, David Merino reconoce que sintió alivio cuando le diagnosticaron el síndrome Guillain-Barré. "Cuando me dijeron lo que tenía estaba un poco acojonado porque nunca había oído el nombre de la enfermedad, pero ahora la cosa ya va bien porque el medicamento que me dieron me hizo efecto enseguida y rápidamente pude volver a andar. No conocía el nombre de la enfermedad, pero cuando me iban a hacer la punción salieron otros nombres que sí me sonaban y me daban más respeto: tumores, escleroris... Me dio bajón, pero luego me dijeron que era el Guillain-Barré, que podía ser grave, pero que de lo malo era lo mejor. Y he tenido suerte de que todo está yendo bien. Por eso estoy bastante contento".

El zaguero de Villar de Torre admite que "al principio no quería mirar nada en Internet. Mis amigos sí que se informaron, pero les dije que no quería saber nada hasta que no se confirmase lo que tenía. Luego, cuando miré en Internet, ya me di cuenta de que era una enfermedad rara de cojones", señala antes de soltar una carcajada. Y es que el pelotari riojano no ha perdido el sentido del humor a pesar de la enfermedad.

David explica que vivió situaciones críticas antes y después de recibir el diagnóstico definitivo. Y es que hubo momentos en el que perdió la estabilidad sin tener después fuerzas para volver a levantarse. "En casa sí que me he caído alguna vez, pero me ha bastado con apoyarse en la pared o en la cama para ponerme en pie. Y en la calle, siempre me ha pasado estando con amigos, así que no he tenido problemas porque me han ayudado a levantarme".

Se siente agradecido por haber tenido el apoyo de amigos y familiares, pero matiza que ha sido un fastidio porque "siempre tenía que tener alguien al lado para ayudarme. Parecía un paralítico. La gente me decía en broma que me hacía falta una silla de ruedas y yo les decía que no les faltaba razón. Me he asustado cuando me he caído, pero ahora todo va mejor". Sobre todo desde que está haciendo la rehabilitación. ¿Con qué fin? Con el de recuperarse cuanto antes, pero sobre todo hacerlo bien. "Dicen que poco a poco voy mejorando, pero no me quiero marcar ningún plazo. Quiero recuperarme bien y, cuando esté bien del todo, ya saldré a jugar. Lo que no quiero es volver y no poder dar el 100%. Primero quiero entrenar bien y luego ya volveré".

sin san mateo La enfermedad le ha privado a Merino II de varios acontecimientos importantes, como el de jugar un partido en el frontón de Villar de Torre, su localidad natal, con su hermano Miguel como rival, así como tomar parte en la Feria de San Mateo. "Es una pena, pero me hice a la idea enseguida. Además, ha entrado mi hermano, ha hecho una gran feria y le pude ver jugar la final desde la grada. Junto a Irujo ha rendido muy bien, pero sus rivales jugaron más y no pudieron ganar".

Sobre el futuro, David Merino confía en que no le queden secuelas. "Dicen que puede pasar, pero solo en un 20% de los casos y yo de momento voy bien. Además, me han comentado que es como la varicela, que solo se pasa una vez en la vida". Una persona entre 100.000. Puro infortunio.