Pocas veces se habrá visto en un frontón una remontada tan tremenda como la que realizó ayer Xala. Su juego, además de hacerle ganar la txapela, consiguió incendiar un frontón Bizkaia que tenía muchas ganas de que el de Lekuine se llevase el triunfo y lo demostró durante todo el encuentro. Al final muchos hasta bailaron al ritmo que marcaban los golpes del de Iparralde.
Yves Salaberri llegaba a la final de ayer como vencedor moral tras su lucha victoriosa por disputar la final. El público se había posicionado de su parte y ya antes de empezar el festival se veía por quién se iba a decantar el frontón. Pese a que el favorito para llevarse el triunfo era Aimar Olaizola, el público confiaba en que se pudiese ver un encuentro vistoso, pero no se esperaban lo que iban a ver.
El encuentro comenzó frío en las gradas. Solamente el primer tanto de Xala calentó un poco el ambiente. Pero el público todavía no se había metido. Las tres pancartas que decoraban el gigante bilbaino eran favorables al de Lekuine y eso era un síntoma claro de que los seguidores del de Aspe querían dar guerra. Pese a los intentos de los fieles de Aimar por lograr que sus ánimos llegasen al de Goizueta, los seguidores de Xala se unieron para que sus gritos retumbasen en el frío frontón.
El partido fue transcurriendo y la ventaja de Aimar apagó un poco a los animosos seguidores de su rival y animó a los suyos. Pero con el 17-10 cambió todo. Cambió el curso del partido y la grada se encendió. Ardía el Bizkaia como nunca antes lo había hecho. Incluso alguno celebraban los tantos de Xala bailando.
Las posibilidades del de Lekuine iban subiendo como la espuma y sus seguidores lo sabían con mucha energía. Había sido un largo recorrido y estaba cerca de culminarse con final feliz.
Un gancho de Xala tremebundo colocó el 21 en su marcador. Algunos hasta se marcharon por que no podía contener los nervios. El de Lekuine remató la faena y recibió el cariño de los suyos que saltaron a la cancha para celebrar su triunfo. Mientras, en una esquina, algunos seguían bailando al ritmo que les había marcado Xala.