Donostia. Oinatz Bengoetxea se enteró a primera hora de la tarde de ayer que dejaba de ser finalista del Manomanista, una noticia que le sentó de maravilla. "Estoy contento con la decisión que se ha tomado y mucho más tranquilo. Xala ha luchado por jugar la final y se merece disputarla". Y es que el leitzarra explicó que, después de que le comunicaran hace unos días que tenía que sustituir a Xala el próximo domingo, tuvo sentimientos contradictorios. "Mi deber como profesional era jugar la final, pero personalmente no sentía lo mismo, sobre todo desde que Xala contó todo lo que le había pasado".
El leitzarra, en tono reposado, añadió que "con esta decisión va a ganar todo el mundo". A su juicio, el lekuindarra se había ganado en la cancha el derecho a pelear por la txapela del mano a mano, por lo que reiteró su satisfacción para después señalar su felicidad porque el "partido sea el que tiene que ser". Es decir, una final entre Aimar Olaizola y Xala, los ganadores de las dos semifinales del Manomanista.
El delantero de Asegarce quiso manifestar la incómoda situación por la que ha atravesado últimamente. "Para mí no han sido días fáciles. Ha sido un marrón porque personalmente no tenía ninguna gana de jugar la final, aunque deportivamente era una oportunidad". Además, el leitzarra ya había organizado una cena en su localidad natal para la noche del próximo domingo, justo después de la disputa de la final. "Ya me he arreglado con el bar donde la íbamos a hacer. Se han portado muy bien y la gente que había reservado entradas también lo ha comprendido". Señores. Como Oinatz.