Condones. Los sufridos organizadores de los Juegos Olímpicos 2024 de París, ponían trescientos mil preservativos gratuitos en la villa olímpica, a salvo de las mesnadas de jubilados que se los llevarían a puñados, como ocurrió hace unos años cuando Osakidetza puso en los centros de salud, con motivo del VHS, arramplados en cuestión de horas. Quiero pensar que no serán también, objeto de sabotaje y estén pinchados.
Si se juntan 10.500 deportistas, toca a 28 unidades por cabeza, alguno más quizás, para 17 días de competición. No es mucho, a esa edad y con tantas posibilidades. Lo importante es que los usen, a pesar de las innegables molestias que supone su colocación.
Tan sana costumbre comenzó en los Juegos 1988 de Seúl, como respuesta a la crisis del SIDA, para concienciar a los jóvenes y fomentar la prevención. Hoy, el reparto, se ha convertido en una práctica habitual, con la excepción de Tokio 2020, no porque los nipones, segundo país productor de pornografía, tras Estados Unidos, pusieran objeciones morales, sino por los protocolos asociados a la COVID-19.
Para algunos autores, las relaciones sexuales pueden ser beneficiosas para el rendimiento deportivo y, aunque la evidencia es dispar, hay estudios que se contradicen y sostienen que no afectan al rendimiento. Carezco de criterio.
Gorrones
Pero no me refería a los atletas, sino a esa turba de periodistas, directivos, federativos, periodistas y enchufados del aparato deportivo, que están en París a costa del presupuesto público, lo mismo de una satrapía, de un país conocido o de cualquiera de esos islotes independientes, cuya existencias ignoramos la mayoría, que viven a costa de la subvención de los americanos, a cambio del uso de sus puertos por la Navy y del voto a favor de sus propuestas en la ONU, y que ahora viajan a París, “gratis total” y les veíamos navegando sobre el Sena en el acto de la inauguración
Las grandes concentraciones, arrastran también, la aparición de “agencias” suministradoras de servicios discretos. París no va a ser una excepción.
La ministra de Igualdad francesa, Aurore Bergé, ha admitido la impotencia del gobierno francés para frenar el apetito sexual de los visitantes y ha dicho que, como mal menor, intentarán que no pase como en la Olimpiadas de Río, donde los viejos verdes de las delegaciones pujaban por retozar en la cama con “garotas” menores de edad.
Según el despacho de Bergé “de las 40.000 personas que se prostituyen en Francia, unas 12.000 son adolescentes”, cifra que se disparará durante los Juegos, por el contingente que, las empresas de servicios sexuales, traen de otros lugares.
El auge de las influencers y plataformas como Only Fans, han frivolizado el hecho de enriquecerse vendiendo imágenes de su cuerpo: “Hay algunas que presumen de ganar mucho dinero con fotos de sus pies”. Y de ahí, para arriba. Todo esto contribuye a una “glamurización” de la prostitución. Muchas de estas adolescentes, en absoluto se consideran furcias de lujo, sino escorts (acompañantes de lujo).
A través de las redes sociales, resulta mucho más fácil que las agencias -antes proxenetas- se pongan en contacto con sus víctimas. Solo hace falta poner un anuncio en un portal especializado y en menos de una hora tendrán clientes, recuerdan desde Agir contre la Prostitution des Enfants, sobre la uberización de esta actividad.
Pese a tratarse de uno de los países de la Unión con una legislación más dura contra esta actividad, que desde 2016, sanciona con multas de 1.500 euros a los clientes de las trabajadoras sexuales, -de ahí la abundante presencia francesa en los puticlubs existentes entre Irun y Donostia-, la prostitución es una actividad banal en Francia. También lo es que los hombres paguen por acostarse con mujeres jovencísimas, de las que difícilmente pueden ignorar su minoría de edad. La prostitución de menores ha aumentado de manera significativa en el país vecino durante los últimos cinco años. Incluso algunas de estas ONGs mencionan un incremento del 70%, aunque estas cifras deben cogerse con pinzas, al tratarse de un fenómeno clandestino y del que faltan datos precisos, explican desde Agir contre la Prostitution des Enfants.
Y un aspecto que las autoridades francesas consideran inquietante, es que, el perfil de las jóvenes hetairas, no es ya el de una mujer necesitada, en situación de precariedad económica insuperable, sino que, también, hay hijas de familias de clase media, que se prostituyen esporádicamente para comprarse vestidos caros y ponerse uñas postizas. Para ellas, una vez banalizado el sexo, resulta una necesidad básica llevar un vestido de Versace y un string brasileño de marca, afirma la presidenta del colectivo Nos Ados Oubliés, quien lo ve como la consecuencia de la “hipersexualización de la sociedad”.
En todo caso, nada va a impedir a esos dirigentes deportivos mundiales, con las excepciones de rigor, echar un casquete olímpico en París. Tendrán tantas facilidades que lo difícil será para los puteros, que se vayan de vacío. Ha pasado en anteriores olimpiadas y nada indica que será diferente en París. Oh, lá, lá. C´est magnifique..
Lo que no debemos olvidar
Osakidetza insiste en verano en sus advertencias contra las infecciones de transmisión sexual (ITS), no sólo para los deportistas, poniendo el foco en la importancia del diagnóstico precoz, habilitando vías, telefónica y de correo electrónico, para garantizar el anonimato e incide en la necesidad de utilizar el preservativo.
Ya no preocupan tanto los posibles embarazos, por la existencia de soluciones de urgencia, sino las ITS y sus consecuencias a medio y largo plazo, con independencia de la existencia de tratamientos, bastante eficaces para casi todo, e incluso vacunas, en el caso del papiloma, tanto para varones como para féminas.
Hoy domingo
Ensalada de endivias y salmón. Roost-beef con puré de patatas. Melón y cerezas. Rosado de Inurrieta. Agua del Añarbe. Café e inazitoak de pastelería Egaña de Azpeitia.