Al escribir estas líneas, aún no he tenido ocasión de ver la película Maixabel, recientemente galardonada con el Premio Irizar en el Zinemaldia de Donostia. Por tanto, no puedo juzgarla, si bien tanto su directora, Icíar Bollaín, como sus intérpretes son, sin duda, toda una garantía de calidad. Espero verla pronto y confirmar opiniones de personas que merecen todo mi respeto que, tras verla, me dicen que es de una calidad extraordinaria.

Pero sobre todo, espero que la película contribuya a que sigamos avanzando en el camino de verdad, justicia, reparación y no discriminación que nos traza el derecho internacional de los derechos humanos a la hora de reparar una sociedad aún fracturada por las flagrantes violaciones y conculcaciones de estos derechos enarbolando motivaciones políticas. Estamos mucho mejor de lo que estábamos, pero aún queda mucho camino que andar.El historiador británico Peter Frankopan -polémico para algunos- relata que, allá por el año 307 antes de Cristo, el rey Wuling de Zhao de China decía que "tener talento a la hora de describir las maneras del ayer no basta para mejorar el mundo de hoy".

La forma en que algunas víctimas -y otras personas- han arremetido, de forma para mí hiriente, contra Maixabel Lasa, y también contra su hija María, en Twitter, y de rebote a quienes participan en la película, junto con las insuficiencias que aún se dan en las diversas sensibilidades políticas a la hora de restañar heridas en el tejido social, parecen confirmar lo que decía Wuling de Zhao. Sin perder de vista que estamos mejor que antes, con esto lo que digo es que todo ello es muestra fehaciente de que aún nos queda ?a todos y a todas? mucho por hacer.