El pasado 28 de mayo las damas académicas de Harvard /Radcliffe, me invitaron inesperadamente, quizás por ser alumno, a una videoconferencia que organizaron con Melinda French Gates.

Le conferían una distinción por el Radcliffe Day 2021, curiosamente, no por algún nuevo proyecto o libro, sino tras su petición de divorcio, aunque las razones invocadas para el homenaje fueron sus logros para obtener gender equity en los EEUU No obstante, se trata de la primera o segunda mujer más rica e influyente de su país y quizás del mundo o sea que, aparte de su atractivo actual para los cotilleos de la prensa del cuore, era previsible que pudiera decir algo significativo.

Y hubo cosas interesantes ya que pudimos descubrir que es bastante inteligente y vocal, mucho más de lo que parecía en esas fotos en las que caminaba modosita y algo monjil de la mano del gran nuevo Billy el Niño. Y, también, qué quizás la están perfilando para tener un rol importante en el tema de la igualdad de género. Para empezar dijo una cosa importante, siendo descaradamente conducida a ello por el entrevistador: afirmó que, aunque tuvo dificultades de conciliarlas al principio, para ella ya no había contradicción entre su fe católica y su actividad en pro de la anticoncepción que ella veía imprescindible en los países pobres. Esto es muy relevante en un momento en que en su país todos los puestos políticamente más relevantes están ostentados por católicos siendo Biden, presidente del Gobierno; Pelosi, presidente del Congreso, y Roberts, presidente del Tribunal Supremo.

Esto parece sugerir una consolidación, quizás definitiva, en los EEUU de la doctrina de la "túnica inconsutil" (seamless garment) del que fue arzobispo de Chicago, cardenal Joseph Bernardin, desarrollada a principios de los 80 y que preconizaba que la actitud del católico ante las cuestiones políticas tenía que ser integral, no centrada en un solo aspecto como podía ser el aborto, sino englobando simultáneamente todas las demás cuestiones, tales como las políticas sociales por las que los católicos, hijos de inmigrantes pobres polacos, italianos, irlandeses o latinos, votaban tradicionalmente demócrata. Ahora se ha dado un paso más y es la propia actividad de la planned parenthood la que se defiende por católicos reconocidos como los ya citados Biden, Pelosi o Melinda, cómo un activo social frente a la doctrina tradicional de la Iglesia ya que juzgan que así harán un bien mayor a la sociedad. También dijo alguna cosa más entretenida como que deseaba que la primera persona que pisara Marte fuese una mujer. Pero fundamentalmente preconizó cambios educativos para que las chicas tengan mejor formación en temas científicos y matemáticas y más igualdad de oportunidades, etc.

Aunque habló elogiosamente de su padre, no mencionó para nada a su todavía marido y recalcó su hasta ahora casi desconocido apellido de soltera, French, posiblemente para afirmar su emergente personalidad propia. También, no seamos ingenuos, para marcar distancias con alguien que puede que tenga serios problemas en el futuro próximo con la Justicia o, lo que es peor, con los medios por sus aparentemente estrechos contactos con el escabroso y ubicuo proxeneta pederasta Epstein.

Parece que vamos a ver la estrella de Melinda ascender mientras que la de Bill declina... Cada vez parece más claro que Gates tendrá que salir sigilosamente por alguna de sus muchas Windows.

*Analista