ace más de un año, el 13 de marzo de 2020, el Gobierno Vasco declaró la emergencia sanitaria. La respuesta a la pandemia ocupa la mayor parte del esfuerzo y atención del Gobierno vasco y de todas las instituciones públicas. Esta es la prioridad de la sociedad vasca y, por lo tanto, la nuestra, porque nuestro reto diario es responder con inmediatez y eficiencia a las urgencias que plantea la lucha contra este virus global. Es la prioridad, pero no monopoliza nuestra actuación. Debemos elevar la mirada y pensar en la sociedad del futuro. Nuestro deber es responder a los retos que tiene planteados Euskadi en el medio y largo plazo, en el escenario poscovid.

Saldremos de esta pandemia y debemos estar preparados para salir más fuertes. Dentro de un tiempo, esperamos que unos meses, podremos volver la vista atrás y observar esta experiencia inédita e insólita de nuestra vida. Nos encontraremos con un mundo nuevo y viejo a la vez, empeñado en dejar atrás las viejas heridas, superar las asignaturas pendientes y hacer frente a los nuevos retos. Un mundo al que esta pandemia global habrá cambiado de raíz y que se encontrará inmerso en un proceso de profunda y radical transformación.

Nuestro deber, en estos momentos, es doble. Por una parte, responder a las demandas y necesidades sociales y sanitarias del momento y, por otra, contribuir a sentar las bases que nos permitan salir fortalecidos de este embate, mirar de cara y con esperanza al futuro. El Gobierno vasco y el conjunto de las instituciones públicas estamos trabajando en este doble empeño. Somos conscientes de que, en esta tesitura, coyuntura y estrategia se dan la mano; conscientes de que nos corresponde garantizar el bienestar presente y las oportunidades futuras de las generaciones más jóvenes junto a las que tenemos que ir respondiendo a las nuevas necesidades.

Vivimos un momento en el que las luces cortas y las luces largas deben estar encendidas a la vez. Los paradigmas y las herramientas para hacer más fuerte un país han cambiado, están cambiando. Afrontamos un futuro que se construye desde el presente para convertir los retos en oportunidades y superar así las tres grandes transiciones globales: energética y ecológica, tecnológica y digital; demográfica, sanitaria y social.

El impacto covid está provocando que la respuesta a estos desafíos globales tenga un carácter más acuciante. Con la palabra transición se pone el acento en un proceso de cambio integral y transformación permanente para el que debemos estar bien situados para no quedar atrás, ni perder oportunidades. Nos corresponde tener preparada la caja de herramientas necesaria con los instrumentos adecuados para responder con éxito a estos retos.

Estamos respondiendo a la pandemia. En primer lugar, en lo más inmediato y desde el primer momento, activamos un Plan de choque y estímulo económico para afrontar el golpe inicial que sufrimos. En segundo lugar, procedimos a la reorientación de los presupuestos de 2020 y la elaboración de la propuesta 2021 para promover la recuperación económica y articular las ayudas a las personas, empresas y sectores en dificultades. En tercer lugar, pusimos en marcha los programas del Fondo Inor Atzean Utzi Gabe de ayudas sociales frente a la covid. En cuarto lugar, con una mirada de medio y largo plazo, hemos aprobado el Plan Berpiztu para impulsar la reactivación económica y del empleo y hemos consensuado interinstitucionalmente los proyectos Euskadi Next orientados a los Fondos Europeos.

Junto a todo ello, hemos aprobado también el Plan Bizi Berri orientado a la adecuación de los hábitos sociales a la mejor respuesta posible ante este tiempo de cambio motivado por la pandemia global. Estamos impulsando la transformación y adecuación del modelo educativo vasco desde el acuerdo, incorporando las lecciones aprendidas durante la pandemia. Además, hemos redoblado el compromiso estratégico para responder, en y desde Euskadi, a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de Naciones Unidas. Entendemos que esta es una oportunidad para el planeta y para Euskadi Basque Country, desde donde podemos contribuir a construir un mundo más abierto, justo, próspero y solidario.

La solvencia de nuestro país está acreditada y supone un activo para Euskadi en el escenario global. Así, esta misma semana hemos vuelto a obtener una calificación de rating dos niveles superior a la calificación de España. Este logro se basa en la alta autonomía fiscal de Euskadi que se deriva del Concierto Económico y que nos hace más resistentes ante un escenario de estrés como el que vivimos. Además, esta calificación reconoce que la economía vasca es más rica, más industrial y más exportadora que la de su entorno. El año 2020 el PIB per cápita de Euskadi se encuentra en el 130% en relación al Estado y el desempleo es menor, un 10% en Euskadi frente al 16,1% en España. Este análisis destaca, además, que los primeros datos económicos de 2021 indican que la industria vasca se está recuperando rápidamente y está cerca de volver a lograr tasas de crecimiento.

Este resultado es fruto de una estrategia institucional compartida. En este sentido, es importante recordar que el carácter global de la pandemia ha venido a subrayar la relevancia de la colaboración y la asociación. Vivimos un contexto en el que la interdependencia se expresa como un imperativo de necesidad para el desarrollo y el progreso de los pueblos. Interdependencia significa colaborar, porque somos más conscientes de que llegaremos más lejos si lo hacemos juntos. Esta es una lección aprendida en esta pandemia, con un especial significado en Euskadi, una nación de vocación y ambición global. Por ese motivo, la cooperación interinstitucional del Gobierno Vasco con las diputaciones Forales, con Eudel y los ayuntamientos de las capitales representa un activo fundamental. Este es el camino interno de la gobernanza colaborativa como modelo de ejercer las políticas públicas en una realidad más competitiva y global, en la que Euskadi quiere seguir acreditando solvencia y capacidad en el escenario internacional.

Aquí y en el mundo, la pandemia ha enseñado a la condición humana y a todos los países a reconocer sus propias limitaciones y las situaciones de vulnerabilidad. Ante esta realidad, contamos con la fortaleza de nuestras instituciones de autogobierno y la experiencia de colaboración, auzolana, arraigada en nuestra cultura de trabajo y relación social. Es nuestro modelo y nos corresponde adecuarlo a la nueva realidad poscovid. Es evidente que la política y la gestión de las instituciones públicas en el mundo actual se están construyendo sobre un nuevo código de relaciones, referencias y paradigmas. Ahora bien, en este nuevo escenario la clave va a seguir siendo el logro de objetivos y reformas concretas y tangibles, que debemos seguir impulsando cada día. El modelo vasco auzolana, nuestro modelo de gobernanza colaborativa, es una fortaleza si demostramos capacidad de adaptación y cambio.

Este es el empeño de nuestro método de trabajo: más allá de la pandemia, más allá de cualquier polémica estéril, debemos mantener la cercanía con la sociedad y seguir centrados en el compromiso diario con el crecimiento y el progreso de Euskadi. En este empeño, no hay objetivo pequeño, no hay tarea desdeñable si contribuye a acercar una mejora para nuestra sociedad. Este es, en realidad, el espíritu que recorre nuestra trayectoria al servicio de la nación vasca, el espíritu que aplicamos a nuestras iniciativas y actuaciones.

El ejemplo más reciente lo encontramos con los proyectos incorporados a Euskadi Next que cuentan con el aval del conjunto de las instituciones vascas. Además, están contrastados con asociaciones, entidades y agentes económicos y sociales de nuestro país. Contamos con proyectos que representan un compromiso y que vamos a sacar adelante. Impulsando siempre el modelo de colaboración público-privado y favoreciendo la participación del tercer sector social de Euskadi. Esta es nuestra determinación y fortaleza y si, además, llegan los fondos europeos estarán al servicio de su aceleración. Ahora bien, no nos vamos a parar y si estos fondos no llegasen contamos con los recursos y capacidades suficientes para convertir los proyectos en realidad.

Este mismo espíritu lo aplicamos al logro de más y mejor autogobierno para Euskadi, un empeño permanente que hemos liderado a lo largo de estas últimas décadas y que afronta ahora un momento de especial trascendencia. Los equipos técnicos del Gobierno vasco están trabajando intensamente para la materialización de las transferencias pendientes. La interlocución política con los ministerios del Gobierno español es constante y fluida. Vamos a mantener el compromiso adquirido con la sociedad para seguir avanzando en el cumplimiento íntegro del Estatuto de Gernika, el autogobierno reconocido. Este es un objetivo prioritario e irrenunciable porque se trata de contar con más herramientas, palancas y capacidades para responder con más eficacia a los retos de este mundo cambiante y en profunda transformación.

En esta misma línea de fortalecimiento de nuestras capacidades de autogobierno se inscribe también la tramitación de la nueva proposición de ley que dote de mayor seguridad jurídica a las decisiones que las instituciones vascas podamos adoptar en una situación como la que estamos viviendo. La aprobación de esta Ley en el Parlamento Vasco supondrá la confirmación de nuestras capacidades y permitirá salvaguardar la eficacia de las decisiones que tengamos que adoptar en el presente o en el futuro. Estamos planteando un gran acuerdo en el seno de la comunidad educativa, Hezkuntza Hitzarmena, que suponga la base de la futura nueva ley educativa vasca que actualice nuestro modelo a la nueva realidad poscovid. Impulsamos también la reforma integral de Lanbide que afronta una nueva etapa en el desarrollo y adaptación de las políticas activas de empleo a la nueva realidad socioeconómica. También en sede parlamentaria vamos a hacer efectivo nuestro compromiso de aprobar una nueva Ley, que se encuentra muy avanzada, con el objetivo de hacer que la Renta de Garantía de Ingresos siga siendo la mejor herramienta para la aplicación de políticas de solidaridad con las personas y los colectivos más vulnerables. Somos conscientes de que la pandemia va a generar nuevas desigualdades y queremos actualizar esta Ley para seguir avanzando en la inclusión laboral y la cohesión social como seña de identidad básica de nuestro pueblo.

Nuestra determinación es seguir trabajando en esta doble línea de atención al presente y al futuro. Desarrollar el nuevo Plan de Ciencia, Tecnología e Innovación 2030; invertir en la transformación digital de Euskadi; activar nuevas medidas para responder al reto demográfico desde la perspectiva de la necesidad de emancipación de las personas jóvenes; impulsar la Formación Dual y favorecer el talento; desarrollar la Agenda Urbana Bultzatu 2050; hacer realidad Berpiztu y actuar en la regeneración de las zonas de actuación preferente para recuperar toda la actividad económica y todo el empleo perdido durante la pandemia.

Este es nuestro modelo de Desarrollo Humano Sostenible que responde a las necesidades de la emergencia sanitaria y prepara las condiciones para afrontar el nuevo tiempo pospandemia. Hoy, construir país significa actuar en todos los frentes con espíritu constructivo, siendo conscientes de que la cosoberanía, esto es, compartir las decisiones, no es solo una opción sino también una necesidad de progreso. Juntos lo haremos mejor y llegaremos más lejos. Construir una Euskadi más fuerte significa trabajar en un escenario de colaboración público-privada, contar con el tercer sector social, recuperar el espíritu emprendedor y la formación a lo largo de toda la vida, volver a impulsar la capacidad de invertir y reinvertir en la empresa. Fortalecer Euskadi significa fortalecer los valores del esfuerzo, el sacrificio, el compromiso con el trabajo bien hecho, el trabajo en equipo y la solidaridad con las personas más débiles. Gobernar hoy es colaborar, responder juntos y de forma compartida a los retos inmediatos y a los de proyección futura. Somos un país pequeño en un mundo cada vez más interdependiente y global. Actualizar nuestro modelo auzolana nos va a permitir salir más fuertes de esta crisis que es, en realidad, una oportunidad para nuestro pueblo. Una oportunidad para todos y todas.

Lehendakari