Nacida en Donostia en 1923. 20 años. Asesinada en Auschwitz el 12 de septiembre de 1943. Su historia acaba ahí pero la puerta de la memoria no se cierra.

Este pasado verano, concretamente el 9 de agosto, se publicó en el BOE el listado de víctimas españolas en campos de concentración nazis. Un total de 4.427 personas fallecidas. La publicación del listado respondía al cumplimiento de una de las iniciativas de la Ley de Memoria Histórica para la reparación de las víctimas del nazismo.

En ese listado aparece ella, Simona Paquita.

El Ayuntamiento de Donostia, a iniciativa de Ezker Anitza-IU, había aprobado una declaración institucional en enero de 2018, coincidiendo con el Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto que se conmemora cada 27 de enero. En 2005 la ONU aprobó la creación de este día de conmemoración, haciéndolo coincidir con la fecha de la liberación del campo de Auschwitz. El pasado lunes se cumplió el 75 aniversario de la liberación por parte de tropas soviéticas de aquel campo.

Cada 27 de enero recordamos a las víctimas y se suceden los actos de condena de este terrible episodio de la historia de Europa donde el nazismo llevó a cabo una aniquilación sistemática y premeditada de más de seis millones de judíos, además de cientos de miles de personas que fueron perseguidas por motivos de raza, origen étnico, religión, clase social, ideas políticas u orientación sexual.

Alrededor de 150 vascos y vascas fueron deportadas a campos de exterminación nazis entre 1940 y 1945. La mayoría se habían exiliado en Francia huyendo de la Guerra Civil y la dictadura franquista. Habiendo sufrido la derrota contra el fascismo, exiliadas en Francia se vuelven a enfrentar en la Segunda Guerra Mundial, en esta ocasión al nazismo quien las apresa y las deporta a campos de exterminio.

Se han realizado actos de homenaje aislados por parte de instituciones públicas, como los del Gobierno Vasco a los recluidos vascos en el campo de Gurs, donde en 2011 se colocaron dos columnas para honrar la memoria de vascos recluidos en este campo, o el más reciente de 2017 junto con el Gobierno de Navarra en el mismo campo. Igualmente, se realizan anualmente actos por parte de la sociedad civil, con un papel destacable de las organizaciones memorialistas.

Sin embargo, entendíamos necesario dar un paso más en la memoria de los y las donostiarras que habían sido deportados a campos de concentración y por ello solicitamos, y así fue aprobado, destinar un espacio en la ciudad en recuerdo de las víctimas del Holocausto nazi con un reconocimiento expreso a las 21 personas donostiarras que padecieron la deportación e internamiento en campos de concentración nazis.

En aquel momento, sumaban 21. Hoy son ya 22. El trabajo por la recuperación de la memoria nos ha dado esta mala noticia pero, a su vez, esta tan necesaria información para no dejar a nadie en el olvido.

Desde que se aprobara hace dos años ya la declaración para crear un espacio, el Ayuntamiento ha procedido a abrir un concurso para la creación de la intervención. El espacio se hará en el entorno del Palacio de Aiete.

La memoria de todos ellos, sus historias, cuál fue la circunstancia por la que fueron detenidos y deportados, necesita de tiempo, trabajo y recursos; algo que, desgraciadamente, no parece prioritario.

De Simona Paquita diría que es sorprendente que, a pesar de que el Gobierno francés había reconocido que su muerte había sido “en deportación”, así lo calificaron ya en 2008, no estuviera en los listados que se manejaban. También podríamos analizar que el hecho de ser mujer la había mantenido invisibilizada.

Nacida con apellido Lelouch, muere como Simona Paquita Liberman. Casada con un hijo de judíos polacos, también asesinados en Auschwitz en el final de ese verano de 1943.

Se abre una vía sobre la memoria de Simona Paquita. Falta el tiempo, el trabajo y la inversión, de ahí que la memoria de Simona Paquita y tantas otras esté en construcción.

Me gustaría pensar que de aquí al siguiente 27 de enero hayamos podido avanzar en recuperar su memoria, que es la memoria de esta ciudad. Porque construimos ciudad sobre nuestra memoria viva.

Echamos la vista atrás para mantener la llama de la memoria, aquella que nos recuerda que hay un hilo que nos conecta con el pasado de lucha por la libertad y la vida y que ese mismo hilo nos proyecta a un futuro. Y que ahora, como entonces, deberemos hacer frente a la equidistancia y asumir un compromiso. Se lo debemos. Antifascistas siempre.