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Quousque tandem...!

Una gran pica en Flandes

Una gran pica en FlandesN.G.

Pocas veces la actualidad económica vasca ha estado tan plena de noticias positivas que nos trasladan la importante capacidad de respuesta que tenemos en este país a la hora de tratar de responder a situaciones de incertidumbre, como la que nos encontramos en este momento, o el significativo nivel tecnológico que tienen nuestras empresas hasta el punto de convertirse algunas de ellas en agentes estratégicos de primer nivel en Europa.

El expresidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, con su informe, hecho público el pasado mes de septiembre, puso encima de la mesilla de noche de la Unión Europea (UE) el despertador que hiciera salir del largo letargo en el que se encontraba, hasta que el reelecto presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con sus histriónicas y controvertidas decisiones puso hora a la alarma y los europeos han tenido que despertarse de manera abrupta y súbita y con muy poco tiempo para desperezarse.

De momento, las sensaciones no son malas y parece que han reaccionado a tiempo. Parafraseando al que fuera hasta hace unos meses, Alto Representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, la UE dejar de “estar en el menú para ocupar un lugar en la mesa del juego geopolítico”.

Y en esta coyuntura, la empresa guipuzcoana CAF ha puesto una gran pica en Flandes, -y también en Valonia-, al ser seleccionada por la operadora belga SNCB para hacerse con el megacontrato de renovación de la flota por un importe de 1.695 millones de euros ampliables, previsiblemente, hasta los 3.400 millones, en lo que supone el mayor pedido que ha tenido la compañía goierritarra en toda su larga historia.

Pero la importancia del contrato no solo está solo en esas cifras y en su duración que puede llegar a los 12 años, con lo que ello supone de garantizar de manera casi permanente la cartera de pedidos, sino porque el principal factor de la selección de la compañía guipuzcoana ha sido su capacidad y oferta tecnológica frente a gigantes industriales como Alstom y Siemens con los que competía en este concurso público. Toda una demostración de fortaleza en el corazón de Europa.

La decisión de la SNCB se ha basado en la mejor relación calidad-precio, combinando factores económicos y técnicos, a pesar de que la oferta de CAF de 3.400 millones de euros era cien millones más cara que la realizada por Alstom y que jugaba con la baza de fabricante local con dos plantas en Bélgica que dan empleo a 3.000 trabajadores.

Como era de esperar, conociendo las reacciones de Alstom cuando pierde un gran concurso público, la decisión del operador belga ha provocado un gran revuelo en Francia, donde tiene su sede social, hasta el punto de que la SNCB ha tenido que responder defendiendo la transparencia de la licitación y recordando que la normativa europea impide considerar la producción local como criterio de adjudicación. Según el operador ferroviario belga priorizar la fabricación de los trenes en Bélgica o la creación de empleo en el país supondría una discriminación frente a otros Estados miembros, lo que contravendría el derecho comunitario.

No es la primera vez que CAF gana un concurso público a Alstom, acostumbrada al proteccionismo industrial francés que siempre ha priorizado las empresas galas frente a las europeas, lo que le ha permitido tener una posición dominante y de casi monopolio, a pesar de la normativa comunitaria. En enero del año 2021, CAF, en consorcio con Bombardier, arrebató a Alstom dos importantes concursos públicos en Francia, uno de ellos, el megacontrato de 2.560 millones de euros, que se hizo público coincidiendo con la fusión entre la compañía gala y la canadiense. Para evitar que CAF, -que ya había ganado varios concursos con anterioridad en Francia y que era su más firme competidor-, se adjudicase el contrato-, Alstom decidió renunciar a su ejecución en la parte que le correspondía a la adquirida Bombardier y de esta manera forzar a las autoridades galas a una nueva licitación más beneficiosa para sus intereses, a pesar de que su propuesta había sido 600 millones de euros más cara que la de CAF. El tiro le salió por la culata provocando una gran tensión y la animadversión entre las autoridades galas y el rechazo de los tribunales a sus denuncias por supuestas irregularidades en el concurso

Hablando de trenes, el éxito de la operación de la toma de una participación de control en la empresa Talgo por parte del consorcio vasco liderado por el empresario José Antonio Jainaga y el Gobierno Vasco, a través del fondo Finkatuz, ha planeado en la puesta en marcha de la Alianza Financiera Vasca impulsada por el ejecutivo que preside el lehendakari Imanol Pradales y con la que se quiere movilizar 4.000 millones de euros, 1.000 de ellos, provenientes de recursos públicos y el resto de fondos privados, con el objetivo de transformar la industria vasca y consolidar a Euskadi como un territorio industrial atractivo para la inversión.

Con esta iniciativa de carácter público-privada, en la que participan el Gobierno Vasco y todas las entidades financieras con sede social en la CAV, el Ejecutivo de Pradales ha pasado directamente del socorrido e inoperante “hay que”, que tantas veces hemos escuchado, a la acción y a poner en marcha un instrumento que puede dividirse en varios fondos para, por un lado, impulsar el arraigo de nuestras empresas y ofrecer nuevas soluciones financieras a nuestro tejido empresarial y, por el otro, favorecer la inversión y, con ello, la innovación y la competitividad de las compañías en un entorno cada vez más incierto.

Hay que valorar positivamente esta actuación decidida del Gobierno Pradales para dotar a este país de un músculo financiero suficiente que sirva para recuperar la potencialidad económica e industrial que Euskadi ha tenido, aprovechando la corriente favorable de los nuevos tiempos que comienzan a vislumbrarse en Europa para tratar de romper la falta de competitividad que está demostrando desde el año 2008 respecto a Estados Unidos y China.

Está claro que este nuevo instrumento que está liderando el Gobierno Vasco no hubiera sido posible sin la puesta en marcha de una industria financiera, -siquiera incipiente-, que ha dado lugar a la creación de fondos de capital riesgo vascos y family office que, aunque con recursos modestos frente a los grandes fondos internacionales, han ido creando un ecosistema financiero propio que puede dar respuesta a la vulnerabilidad que tiene nuestro tejido empresarial, sobre todo las pymes y, entre ellas, las empresas familiares. En este sentido, también es necesario la puesta en marcha de un sistema de emisión de bonos destinados a las pymes y con aval institucional para que estas empresas dispongan también de otras alternativas de financiación más allá de la bancaria o de capital riesgo. Un aspecto que debería de ser tenido en cuenta por los responsables de Hacienda e Industria de este país.

Puede parecer abultada la cifra de los 4.000 millones de euros que el Gobierno Vasco y los inversores privados quieren movilizar, pero si tenemos en cuenta las magnitudes en las que se mueve el negocio financiero en el mundo, puede parecer insuficiente si el objetivo que se pretende es tomar una participación de control en empresas estratégicas de este país. El valor de algunas de ellas, se ha multiplicado por cinco en los últimos tres años. Y parece que en el corto plazo puede haber nuevas operaciones de inversión en algunas compañías de este tipo.

Y en este contexto, parece muy oportuno el viaje que mañana, lunes, va a iniciar el lehendakari Pradales a Estados Unidos, con el fin de conocer de primera mano, a través de las reuniones que va a mantener con miembros del Congreso y del Senado y profesionales vascos instalados en ese país, la situación política tras la llegada de Trump a la Casa Blanca y sus consecuencias en la economía y empresas vascas. El viaje servirá, al igual que hacen otros países, poder contar con una red de personas con prestigio y buenas relaciones de origen vasco instalados en Estados Unidos y viceversa que actuarán a modo de embajadores en favor y defensa de los intereses económicos y empresariales de Euskadi. En este sentido, el actual secretario de Acción Exterior, Ander Caballero, es un gran conocedor de los entresijos de la política estadounidense. Un viaje necesario y conveniente, todavía más en las actuales circunstancias.