ue las desafortunadas palabras pronunciadas por el director de la Itzulia sobre la versión femenina de la carrera hayan chirriado como lo han hecho, creo que es un signo de que el espacio que ya ocupa el deporte profesional practicado por las mujeres no tiene marcha atrás. Lo ocurrido es una demostración palmaria de que solo con buenas palabras no es posible recortar una brecha abierta durante siglos y que la igualdad real exige compromisos firmes y decisiones valientes. En el camino ha habido que salvar multitud de barreras y toneladas de escepticismo. Se ha tenido que abrir el camino a codazos, entre expresiones de incomprensión e incomodidad. Los medios de comunicación también nos hemos tenido que poner las pilas para superar inercias y abrir espacios que visibilicen una realidad sepultada bajo el peso del deporte masculino. Pero el fruto de todo este esfuerzo, que ni mucho menos ha llegado a la estación término, lo recogemos ahora con éxitos que a todos nos gusta compartir, sintiéndonos orgullosos de tantos triunfos como los que están cosechando las deportistas guipuzcoanas en este final de la temporada, desde la liga del Bera Bera, hasta el subcampeonato de la Real, pasando por los títulos del Txuri Urdin o la clasificación europea del IDK. A los aficionados también nos corresponde acompañarlas desde la grada. Hoy tenemos la ocasión de celebrar en Anoeta la clasificación de la Real entrenada por Natalia Arroyo en el partido que despide su gran temporada. l