a decisión de Warner de estrenar al mismo tiempo sus películas en los cines y en casa -a través de su plataforma HBO Max- supone pegar un tiro al corazón de las salas de exhibición, que no pasan precisamente por su mejor momento. Buscan, con la excusa de la pandemia y su guerra abierta con Disney -que ya estrenó así Mulan-, controlar y monetizar hasta el último céntimo de todo el proceso, desde el rodaje hasta su exhibición, sin intermediarios. Sí, ya tuvimos los videoclubs, luego el carísimo pay per view y desde hace unos añitos disfrutamos -veremos cuánto dura antes de que lo dividan en paquetes- de la barra libre de las plataformas de pago tipo Netflix. En los ochenta, en los noventa, en los primeros dos mil veíamos cintas de mierda en teles de mierda tras esperar que acabara su vida comercial en las salas de cine; ahora tenemos pantallas gigantes de ultraalta definición y con un proyector baratito y un microondas te montas un cine en casa. A ver quién puede contra eso si competimos con la sala de cine del centro de la ciudad estrenando sus películas al mismo tiempo. La decisión de Warner puede cambiar la vida que conocemos, empezando por los primeros tonteos de adolescente. Pero también reabre -si es que alguna vez se cerró- la puerta de la piratería de estrenos en Internet pero sin nucas ni toses molestas: con la misma calidad de imagen y sonido que en el cine y su plataforma de pago. Perdónalos, Aute, porque no saben lo que hacen.