¡Por fin!

– Salvo sorpresa monumental (que sería un escándalo), hoy termina la gran farsa en que ha habitado Alberto Núñez Feijóo desde su inútil victoria en las elecciones del 23 de julio. Va a ser un alivio volver a ver el tozudo 178-172 en el marcador y pasar, por fin, a la siguiente pantalla, que debe ser la decisiva. Una vez que el gallego termine de morder el polvo y se resigne a ser líder de la oposición y (si no hay sustos) de su partido, le llega la hora de la verdad a Pedro Sánchez.

Sánchez, confiadísimo

– Si atendemos a la arrogancia, casi chulería, que está mostrando el presidente español en funciones en sus últimas comparecencias públicas, se diría que las negociaciones para conseguir los votos que le faltan (que no son sólo los de Junts, ojo) van sobre ruedas. Ayer mismo volvió a repetir con una sonrisa de oreja a oreja que no tiene la menor duda de que muy pronto conseguirá la mayoría suficiente para revalidar su mandato. Eso sí, no dio ni media pista sobre los plazos que maneja, así que nos tenemos que ceñir a los que se han instalado en los mentideros: tercera semana de octubre.

Esteban no lo ve claro

– El optimismo de Sánchez queda matizado si prestamos oídos a los portavoces de los partidos que cuentan con los sufragios decisivos. Prácticamente a la misma hora en que el aspirante se mostraba tan confiado, el portavoz del Grupo Vasco, Aitor Esteban, dejaba caer que no descarta la repetición electoral. Y no es la primera vez que se lo escuchamos en las últimas semanas.

Junts y ERC suben el precio

– La percepción del jeltzale puede no ir tan desencaminada. A última hora de la tarde de ayer, Junts y ERC subieron claramente el precio de sus votos. Después de meses de desencuentros, las dos formaciones soberanistas alcanzaron en el Parlament de Catalunya el compromiso de no apoyar la investidura del líder socialista si, además de la ley de amnistía, no se comprometía en firme a poner las bases para la celebración de un referéndum de autodeterminación. La propuesta se oficializará esta misma mañana en las votaciones finales tras las cuatro jornadas que ha durado el pleno de política general en la cámara catalana. Un contratiempo con el que Sánchez no contaba.

La última ocurrencia

– Claro que todo esto puede decaer si triunfa la penúltima broma lanzada desde determinados centros de intoxicación: la posibilidad de que el PP preste a Sánchez siete votos para que no tenga que depender de Junts. Especular por especular.