Creo haber manifestado, reiteradamente, bien privada bien públicamente, el privilegio que ostento al trabajar en una organización agraria que, más allá de las cuestiones y problemillas puntuales, me permite tener una visión de conjunto del sector primario y del mundo alimentario en su globalidad.

Mi trabajo me permite enriquecerme personalmente gracias al contacto con gentes tan diversas como los baserritarras, de diversos subsectores productivos, así como responsables de industrias agroalimentarias, de la distribución, gentes de la universidad, comunicadores, etc. y con sus palabras y consejos se suplen las deficiencias intelectuales y profesionales, evidentes por otra parte, que tiene este juntaletras metido a agroagitador.

Pues bien, esta misma semana, he tenido el privilegio de compartir mantel con la Logia de los Xagus (ratoncillos) en Donostia, un selecto grupo de jubilados con unos curriculums vitae y profesionales de quitarse la txapela y que, como decía uno de ellos, al estar “insuficientemente jubilados”, mantienen la imprescindible curiosidad intelectual para seguir activos bien investigando, escribiendo libros, organizando conferencias y/o en tareas de voluntariado. Todo un honor, haber estado con ellos.

A lo largo y ancho del encuentro, varios de ellos manifestaron su preocupación por el futuro del sector primario y por la posibilidad, no tan remota, de que incluso, llegase a desaparecer. Las cifras de la pirámide poblacional del sector ponen negro sobre blanco, las verdades del barquero y así, mientras los titulares menores a los 25 años son el 0,9%, los titulares mayores a los 65 años casi alcanzan el 40% de los efectivos, por lo que, no hace falta ser un lince para concluir aquello de “Houston, tenemos un problema”.

Insuficientemente jubilado  Por Xabier Iraola

El sector primario, enfoque usted la lupa donde la enfoque, bien a nivel vasco, español o europeo, está lleno de profesionales “insuficientemente jubilados” que se mantienen activos, en unos casos por necesidad y en otros casos, por falta de relevo profesional en el seno de la familia o en su entorno más cercano, por lo que habrá que trabajar para dar con la tecla que agilice la incorporación de jóvenes al sector y la transmisión de ese importante porcentaje de explotaciones y tierras en manos de los “insuficientemente jubilados”.

No parece fácil la tarea y tampoco parece depender de un único factor, pero sí hay unas cuantas pocas cuestiones que, en mi opinión, resultan determinantes. En primer lugar, la actividad debe ser rentable, no para enriquecerse de forma repentina ni brutal, si no para sacar adelante dignamente la familia y para ello, más que nunca, es necesario afrontar los desequilibrios e injusticias de la cadena alimentaria.

Más aún, si tenemos en cuenta que, aunque todos y cada uno de nosotros proclamamos nuestra querencia por el comercio tradicional, la realidad va por otros derroteros y el comercio alimentario se está quedando en manos de cuatro o cinco grandes cadenas de distribución que, con la apertura de pequeños y medianos supermercados en el corazón de nuestras ciudades, se están quedando con la escasa porción de cuota de mercado que aún ostenta el canal tradicional. Por lo que, es más necesario que nunca que los pequeños productores, se organicen para afrontar esa realidad comercial.

Igualmente, la actividad primaria debe lograr el prestigio social del que adolece y para ello, entre otras cosas, convendría trabajar en proyectos donde, además de producir materia prima alimentaria, se logre un prestigio y reconocimiento que atraiga a los más jóvenes.

Además, cuestión que abordamos en la reunión de los Xagus, los jóvenes se sentirán atraídos por la actividad, además de ser rentable, si le permite disponer de tiempo libre para conciliar tanto social como familiarmente. Ningún joven se sumará a ningún sector que no le permita disponer de tiempo para tener una mínima vida social con sus amistades y vecinos y, cómo no, para poder compartir y disfrutar con su pareja e hijos en las actividades deportivas, culturales, etc. que el resto de la gente disfruta y que el conjunto de la sociedad da por supuestas. Por ello, creo que la organización laboral en las explotaciones y de los tiempos de trabajo y ocio de los activos, será un factor vital si queremos éxito en la tarea del rejuvenecimiento.

No obstante, y con esto acabo, el rejuvenecimiento debiera ir acompañado de la transmisión del conocimiento que los “insuficientemente jubilados” atesoran.