uskadi abrirá mañana una nueva y esperanzadora etapa en la estrategia para afrontar la pandemia de covid-19 caracterizada por la anulación de las principales medidas restrictivas o limitativas que aún estaban en vigor en la lucha contra el virus. El esperado anuncio hecho público ayer por el lehendakari para el levantamiento del estado de emergencia sanitaria decretado el 13 de marzo de 2020 y, tras un breve periodo en el que quedó sin efecto, reactivado el 17 de agosto del año pasado es un gran paso en el que por fin, y tras muchos meses de sufrimiento y sacrificio conjuntos, la CAV acaricia la normalidad prepandemia. La decisión de desactivar la emergencia adoptada por el LABI en la que ha sido su última reunión antes de su disolución -hecho de alta significación simbólica tras más de 18 meses de protagonismo en la vida de la ciudadanía vasca- es, al igual que ha sucedido durante todo este tiempo, consecuencia directa del análisis y evaluación de los datos objetivos de la pandemia y de las recomendaciones técnicas de los científicos y los expertos. Con el covid-19 estabilizado en torno a los 60 casos por cada 100.000 habitantes de incidencia acumulada en 14 días y tendencia a la baja, la ocupación de las UCI por debajo de 40 pacientes y la tasa de vacunación en el 90% de la población diana -el verdadero hito y principal causa de la mejora de la situación-, Euskadi ha cumplido escrupulosamente los objetivos marcados en el Plan Biziberri IV que permitían levantar las restricciones. Unos parámetros establecidos con criterios científicos y que han marcado siempre la pauta a seguir frente a opiniones y demandas -a menudo interesadas- basadas en apreciaciones o valoraciones políticas o económicas. Ha sido esta firmeza, junto a la actitud positiva de la inmensa mayoría de la ciudadanía tanto en el cumplimiento de las medidas como en el proceso de vacunación y la actuación conjunta de las instituciones vascas lo que ha permitido ir doblegando al virus hasta lograr la desactivación de la emergencia sanitaria. La entrada en la nueva etapa de “vigilancia sanitaria” no significa que haya finalizado la crisis sanitaria, sino que entramos en una complicada fase de convivencia con el virus, porque el covid no está desaparecido y el riesgo continúa, por lo que sigue siendo necesario actuar con responsabilidad, prudencia y compromiso.