ientras la evolución de la quinta ola del covid-19 sigue en fase de contagios intensivos, el primer fin de semana con restricciones horarias para evitar aglomeraciones nocturnas se puede considerar positivo. El momento resulta engañoso en tanto las infraestructuras hospitalarias distan de sufrir la presión de hace apenas una semanas pero la preocupación sigue siendo elevada de cara a los próximos diez días, cuando podría hacerse cumbre en la manifestación sanitaria de la escalada de contagios. Es una preocupación compartida en Europa y hay comunidades como Catalunya que abiertamente se preparan para una saturación de sus servicios sanitarios con el agravante de que las vacaciones del personal sanitario tensiona aún más sus estructuras. Euskadi sigue en dos dígitos en la incidencia del coronavirus aunque la percepción social podría ser de mayor laxitud ante la sensación de mayor inmunidad. Sin embargo, pese a las incertidumbres, el primer fin de semana de aplicación de las restricciones horarias se ha saldado con un balance positivo. Esto dice mucho de la responsabilidad ciudadana pero también de la necesidad de ponerle cauces a la misma. Es fácil imaginar que la laxitud en las medidas de seguridad habría sido mayor de no haber mediado el decreto del Gobierno Vasco. Ya lo fue en fechas anteriores. Igualmente, la noche del sábado no estuvo exenta de algunos incidentes y actitudes incívicas puntuales, pero fueron circunstancias anecdóticas. La categoría la constituye la actitud cívica abrumadoramente mayoritaria que ha facilitado regular los espacios públicos con sentido común. Esta siempre ha sido la principal herramienta de protección colectiva contra la pandemia y, ahora que la vacunación alcanza cotas relevantes pero aún no suficientes, la falsa seguridad y el lógico cansancio ante una travesía tan larga son un factor de riesgo que se ha traducido en una extensión de los contagios favorecida también por la mayor transmisibilidad de las nuevas variantes del coronavirus. Esta semana será determinante para poner dique a la transmisión y dirigir la curva hacia su camino descendente. De momento, el compromiso ciudadano ha estado alineado con el objetivo sin distinción de edad, lo que apaga falsos debates generacionales. El factor clave no es el colectivo humano sino sus prácticas.