l millón de vacunas alcanzado este fin de semana en la CAV -más de la mitad, esto es 500.000 vascos, tienen ya la pauta de vacunación completa- y el buen ritmo que ha tomado el plan de vacunación de Osakidetza hace ser optimistas con una cercana, estable y duradera vuelta a la normalidad. Los datos de la incidencia del covid registrados ayer, con el nivel de contagios en Euskadi más bajo desde agosto del año pasado -205 nuevos casos-, es otro de los datos a tener en cuenta en un momento en el que ha desaparecido el estado de alarma, el toque de queda al tiempo que hostelería, cultura y ocio han visto ampliado su horario nocturno y el turismo extranjero vuelve a llamar a la puerta de un verano, el periodo vacacional por excelencia, que está a punto de comenzar. Con el debate de si podremos prescindir de la mascarilla en espacios abiertos aún sobre la mesa, la normalidad poco a poco se va instalando en nuestras calles. Ya es posible cenar en horario nocturno en un local hostelero, ya es posible volver a disfrutar de la sesión nocturna en cines y teatros, van reduciéndose poco a poco las limitaciones de aforo y sin embargo todavía queda un sector, el de los negocios dedicados a la noche (pubs, bares de copas o discotecas), que sigue parado y reclama que se cuente con ellos para regresar a esa normalidad que da ya sus primeros pasos mientras ellos siguen esperando. Unos han podido adaptar sus modelos de negocio y otros esperan la orden para levantar la persiana. Casi todos coinciden en que son los paganos de esta pandemia, los últimos de la fila, como dicen sentirse a NOTICIAS DE GIPUZKOA. Ellos también deben formar parte de esta vuelta a la normalidad y en los próximos días habrá que abordar la reapertura -y bajo qué condiciones- de un sector que lleva más de un año cerrado.

Si estamos viendo la luz al final del túnel o solo la curva de otra ola es algo que todavía no se puede confirmar con rotundidad, los datos objetivos conducen al optimismo pero sigue siendo necesario apelar a la máxima prudencia porque los buenos datos que parecen domar a esta pandemia, más allá de los elevados índices de vacunación, son también fruto de la prudencia, la distancia y el comportamiento ejemplar de la inmensa mayoría de la población que, cada uno en su realidad, ha arrimado el hombro para conseguirlo.