a inédita e inesperada crisis de la pandemia ha obligado a todas las administraciones a reorientar sus estrategias y líneas de actuación para hacer frente a las necesidades creadas por la formidable crisis del coronavirus. La pandemia apareció de repente en un escenario de optimismo económico que parecía dejar definitivamente atrás la gran recesión de la década anterior. En medio del huracán se capeó el temporal como se pudo, modificando sobre la marcha prioridades obsoletas ante la evidencia de las necesidades sanitarias, sociales y económicas que ha impuesto el covid-19. De cara a este año, las administraciones han podido diseñar sus proyectos en el marco de un escenario que, aunque todavía marcado por el virus, lo que se traduce en el refuerzo de políticas sociales y recuperación económica, aconseja poner un ojo ya en la pospandemia. Se trata de un futuro bajo el peso de la incertidumbre todavía, porque la crisis sanitaria sigue envuelta en nubarrones que la vacunación va despejando muy lentamente. Al compás que ha marcado la Unión Europea, que está reflejado en los criterios de reparto de los fondos para la reconstrucción, el presupuesto de Gipuzkoa que aprobaron ayer las Juntas Generales incorpora los proyectos estratégicos que van a dibujar la economía del territorio en los próximos años y que también forman parte del programa que el Gobierno Vasco ha presentado a los fondos Next. Proyectos como Mubil, Adinberri o Elkar-Ekin aspiran a ser palanca para empujar en la salida de la crisis del coronavirus en Gipuzkoa. Además de este pilar, el presupuesto para 2021 tiene una segunda línea en la reactivación económica, dirigida a recuperar empleo y arropar a las empresas, y un pilar principal en la política social, ámbito al que se va a destinar más dinero que nunca. Más de 400 millones (el presupuesto total es de 983 millones), lo que equivale a un gasto de 600 euros por habitante. Ayer, las cuentas salieron adelante con el voto a favor de PNV y PSE, los dos partidos que sostienen al Gobierno foral. El PP se abstuvo, mientras que Elkarrekin Podemos y EH Bildu votaron en contra. Tanto Podemos como los populares se abrieron a negociar enmiendas para modificar el plan en línea con sus intereses. Todo lo contrario que EH Bildu, que se cerró en banda ante cualquier acuerdo, fiel a la estrategia de rehuir el pacto en las instituciones de la CAV.