Mikel Zabaleta, investigador e historiador errenteriarra junto a su hijo Julen Zabaleta, ha presentado esta semana el libro Errenteria desaparecida, una recopilación de 175 fotografías antiguas acompañadas de breves textos explicativos de una Errenteria muy concreta: la que coincidió con la llegada de la fotografía y la industrialización a la villa. 

Se trata de una época, entre finales del siglo XIX y mediados del siglo XX, en la que Errenteria fue conocida como la pequeña Manchester, con la proliferación de numerosas fábricas como Sociedad de Tejidos de Lino, la fábrica de galletas de Olibet... así hasta 21 negocios industriales. Hoy en día, de aquella esplendorosa época tan sólo se conservan algunas chimeneas como esculturas de aquel pasado o topónimos como la plaza o el parking de Lino. La única fábrica de aquella época que aún está en funcionamiento es la papelera Papresa.

Préstamos de las monjas

Errenteria fue elegida para la instalación de numerosas fábricas, por un lado, por la llegada del ferrocarril y, por otro, gracias a los préstamos que las monjas del convento de las Agustinas otorgaban a aquellos empresarios que eran devotos católicos. Por ello, Zabaleta apuntó que “aunque parezca paradójico, la modernidad a Errenteria llegó de la mano de las monjas”. 

La llegada de los reyes de España, o del generalísimo Franco también están recogidas en este libro. Además, Mikel Zabaleta hace un recorrido por los barrios de Errenteria, unos años en los que la población creció de forma exponencial atraídos por la enorme demanda de mano obra. En esos años se crearon los barrios de Casas Nuevas, Galtzaraborda, Beraun, Iztieta...

Dos portadas para un mismo libro

 Esta obra tiene una peculiaridad: dos portadas diferentes, una para la edición en castellano y otra para la de euskera.

La de castellano, la ha elegido Mikel Zabaleta y en ella se pueden ver a varias mujeres de la fábrica de tejidos Lino, conocida como la fábrica grande, festejando el 1 de mayo, día de los trabajadores, que en la época franquista no tenía connotaciones reivindicativas, sino que servía para poner en valor la importancia del trabajo.

Que en esa fotografía salgan mujeres no es casualidad, y aunque en la historia su papel y su importancia suelen estar silenciadas o en un segundo plano, la realidad es que en Errenteria el 40% de las mujeres trabajaban en la industria, y en la fábrica de Lino la mano de obra era eminentemente femenina y también infantil.

Portada del libro en castellano.

Portada del libro en castellano. N.G.

Para la portada de la edición en euskera, Julen Zabaleta, se ha decantado por una vista de la Alameda y del centro de la localidad coronada por la torre de la iglesia, como elemento más representativo de la villa.

El historiador explicó que el libro Errenteria desaparecida se enmarca dentro de una colección llamada Euskal Herria desaparecida, de la editorial catalana Efadós, quien le encargó el libro monográfico de Errenteria, y de la que ya se han publicado los números de Donostia e Irun.

Zabaleta agradeció la ayuda que ha recibido del Ayuntamiento, de la archivera, del anterior archivero y de la fototeca de Kutxa a la hora de buscar las imágenes antiguas de la villa.

"Caja de hojalata"

En la presentación, la alcaldesa, Aizpea Otaegi, señaló que este libro es como la “caja de hojalata con fotos antiguas que se conservan en la mayoría de las casas” y que por tanto es un “auténtico tesoro”.

El libro su puso a la venta en la presentación que tuvo lugar en Lekuona Fabrika y tuvo una gran acogida. Quien quiera hacerse con un ejemplar lo podrá encontrar en la librería Xenpelar de Errenteria.

Zabaleta resumió su trabajo de la siguiente manera: “Esta recopilación de 175 fotografías históricas permite descubrir cómo Errenteria, fundada en 1320, vivió hasta el siglo XVII una época de esplendor. Nacida con vocación marinera, la colmatación del puerto provocó su decadencia. Renació, sin embargo, como La Pequeña Manchester. Duramente castigada por la crisis industrial de 1970, se encuentra hoy inmersa en los cambios derivados de la globalización. La Errenteria del futuro seguirá caracterizándose por la vitalidad e iniciativa de su gente”.