La decisión del Departamento de Salud del Gobierno vasco de suspender la actividad en los centros educativos de todo tipo de Gasteiz (cerca de setenta), incluido el campus de Araba de la UPV/EHU, así como en dos centros escolares de Labastida y en el instituto de Laguardia -estos por su proximidad a Haro, donde se localiza el foco más amplio del coronavirus con 55 contagios- se debe enmarcar en las imprescindibles medidas de contención previstas desde la responsabilidad para evitar o paliar la propagación del covid-19 en el territorio histórico alavés. La medida, que puede llamar la atención por su circunscripción a los centros educativos, se fundamenta sin embargo en la alta capacidad de transmisión del virus por niños y jóvenes aun cuando estos se muestren asintomáticos, lo que dificulta su control, así como en la limitación en lo posible de la movilidad social que la actividad educativa implica, y en la consideración de que, por el número de casos, los focos del virus y el rastreo de los contagios la transmisión no es ya solo importada sino también comunitaria, algo que al parecer también sucedería en la Comunidad de Madrid. En todo caso, dicha medida, como la de la restringir visitas a las residencias de mayores o las específicas en los centros sanitarios y para los profesionales de la salud, se contemplaba entre las de contención aplicables en virtud de los distintos escenarios que los científicos prevén de la transmisión del virus y debe llamar a la prudencia, no a un siempre contraproducente alarmismo que además no está justificado por los hechos. Más que el global de casos en Euskadi, donde se han contabilizado 149 positivos de coronavirus (de los que medio centenar se hallan hospitalizados) y seis personas con patologías previas fallecidas, es el incremento de los contagios en Araba en las últimas horas, con más de un tercio de los 122 casos positivos en dicho territorio, lo que lleva a a tomar medidas que pasan de la prevención a la contención de la expansión del virus y a la posibilidad de mitigar una curva de evolución rápida similar a la que ya se ha dado en el norte de Italia, el país con más casos de covid-19 de la Unión Europea (7.375, con 366 fallecimientos, de los más de 12.000 contabilizados en la UE y Gran Bretaña) y que en la madrugada del sábado ya prohibió por decreto las entradas y salidas de Lombardía y otras 14 regiones desde el 8 de marzo y hasta el 3 de abril.