a consulta para la fusión de los dos municipios extremeños de Don Benito y Villanueva de la Serena ya tiene fecha. Será el 20 de febrero. La primera, con unos 37.000 habitantes y la segunda, con unos 26.000, llevan décadas pensando que su mejor opción es unirse. No son localidades pequeñas, pero tampoco grandes, y juntas se convertirán en el tercer municipio con más población en Extremadura, atrayendo más ayudas del Estado o de la UE y mejores oportunidades económicas.

En Gipuzkoa, ya desde 2016 con la desanexión entre Ezkio e Itsaso, somos 89 municipios y hay más probabilidades de que a medio plazo lleguemos a los 90 que de lo contrario, siendo una mayoría de ellos poblacionalmente pequeños. La mitad no llegan a 2.000 habitantes. En concreto, 32, están por debajo de los 1.000 habitantes. Si los ordenásemos por su población, tendríamos que llegar hasta el pueblo número 83 para dar con el primero que reúna 20.000 vecinos. Con estos números, está claro que están en condiciones de ser cercanos y accesibles a su ciudadanía. En cambio, no sé si tener 89 microadministraciones es lo más eficiente para la tan deseada eficiencia de lo público, o el impacto negativo que tiene que cada Ayuntamiento, al amparo de su autonomía, interprete la norma de una manera -aunque el pueblo que está a un kilómetro lo haga de otra- en un territorio tan pequeño. La coordinación comarcal podría ser una de las salidas, pero salvo en algunos temas, está muy lejos de explotar todo su potencial, y la mayoría de las veces cada pueblo hace de su capa un sayo. No creo ser el único que identifique este reto, aunque a ver quién es el valiente que abre este melón de reducir el número de pueblos, sabiendo que activará la hipersensibilidad que sentimos cada uno por el nuestro, o el impacto que tendría en el reparto del poder político, entre otras consecuencias.