La tribu
Los niños vuelven al colegio, ¡por fin! yes que tener a los hijos de vacacionesmientras uno trabaja es un encaje debolillos que solo los impagables aitonas permiten superar. Miles de niños regresarán aesa escuela a la que cada vez exigimos más ymás como si solo de ella dependiera arreglartodos los problemas sociales. Su poder esinmenso pero como dice José Antonio Marina, para educar a un niño hace falta una tribu entera. No lo creo para hacienda pero,escuela, sí que somos todos. Los padres, vecinos, amigos, ciudadanos a fin de cuentas,somos parte de la tribu que nos educa. Montesquieu fue aún más claro: “Recibimos treseducaciones distintas: la de nuestros padres,la de nuestros maestros y la del mundo. Loque nos dicen en la última da al traste contodas las ideas adquiridas anteriormente”. Ysiento que la tribu ya no funciona comoantes, no solo para los niños, sino para todosen general. Vemos comportamientos que nonos gustan y miramos para otro lado. Esperamos que alguna autoridad diga algo. Unejemplo: cuarto movimiento de la 9ª sinfoníade Beethoven con la Orquesta de Euskadi enTabakalera el jueves pasado (qué lujazo).
Una señora de 60 y largos saca el móvil y sepone a grabar. Se ve que al Spielberg que llevaba dentro no le gustaba el enfoque así quese levanta, hace moverse a varias personas yya de pie, graba. Todos sabíamos que esoestaba mal. No solo habían dicho que estabaprohibido hacerlo sino que el sentido comúnlo dice a gritos pero nadie, yo tampoco, dijimos nada. Esperamos a que una trabajadoradel lugar se lo dijera. Sobre la señora, un maldía lo tiene cualquiera pero ¿qué hicimoscomo tribu? Nada ¿El responsable, el municipal, la alcaldesa... son los que deben “educarnos”? ¿Mejor no meterse, no sea que mesalte la mierda a mí? El respeto y la libertadno están reñidas con la educación que comotribu podemos ofrecer tanto a niños como alos que dejamos ya de serlo.