Olentzero: dos regalos en casa, másdos en la de los aitonas, más otrosdos en casa de la izeba, total: 6regalos. A los días, con los Reyes Magos lomismo para así llegar a la friolera de ¡doceregalos! ¿Qué cerebro de niño vive eso sinquedar embobado? Luego llegarán los regalos del ratoncito Pérez, los del cumple, los delas notas? Y diremos que los niños ahorasolo saben “pedir, pedir y pedir”. ¿A ver sisomos los adultos los que alimentamos elmonstruo? Tras una década como aita noquiero meterme en la vida de los demáspero me da que no estaría mal apostar por“menos juguetes y más jugar”. Todos aceptamos que jugar es fundamental para losniños pero si algo he aprendido es que siendo los juegos y juguetes necesarios, lo que alos niños verdaderamente les encanta esjugar con nosotros. Juguetes y juegos sí,pero si es con nosotros, mucho mejor. Serápor propia experiencia pero me da que aquítenemos un problema. Tendemos a darlesmás juguetes que tiempo para jugar conellos. Incluso la sobreabundancia de regalospuede tener que ver con el intento de rellenar nuestra falta de presencia con ellos. Unaausencia que en muchos casos es involuntaria. El trabajo y otras obligaciones nos robantiempo para jugar con nuestros hijos. Perootras veces somos los aitas los que promovemos que jueguen solos o entre los hermanospero no con nosotros. Al final, estar viendouna serie es más atractivo que estar en suelomontando un puzle o jugando con losplaymobil. Ahora empezaremos a ver cómoesos juegos y juguetes nuevos que trajeronel Olentzero o los Reyes Magos irán quedando abandonados en las habitaciones. Antesde decir eso de “al final no juegan con nadade lo que han recibido”, te animo a que lesdigas a tus hijos si quieren jugar contigo.Puede que finalmente sea el mejor regaloque les podamos hacer. Y a nosotros también.
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