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Tiempo de cambios

Tiempo de cambios

Aunque por distintos motivos y circunstancias, parece que se ha producido una especie de conjura para que, de repente, se ha iniciado un proceso de cambio en las direcciones de instituciones representativas empresariales, entidades financieras y corporaciones industriales, incluso en el ámbito político. Llama la atención, no ya por la coincidencia, sino por saber si responden al fin de un ciclo interno o si, por el contrario, ha llegado ya la hora de ponerse las pilas ante un escenario cada vez más cambiante e incierto.

Y en esas casualidades que algunas veces nos depara el destino, la Cámara de Gipuzkoa, como Elkargi SGR, curiosamente han coincidido en iniciar un proceso de selección para sustituir a Endika Sánchez y Pío Aguirre, secretario general y director general, respectivamente, que, aunque, por razones diferentes, tienen como objetivo dar inicio a una nueva etapa de renovación, en el primer caso, y de afrontar con perspectiva de largo recorrido un escenario cada vez más cambiante en el mundo financiero, en el segundo.

Los órganos de gobierno de las dos entidades coincidieron en decidir el pasado mes de julio la renovación de sus dos cargos ejecutivos más importantes de sus organizaciones, ya que sus presidencias tienen, sobre el papel, un carácter más representativo que ejecutivo, y abrir el proceso de búsqueda de candidatos.

En el caso de la Cámara de Gipuzkoa, el proceso de selección está prácticamente concluido, hasta el punto de que el sucesor de Sánchez al frente de la secretaría general de la institución cameral lo conoceremos salvo imprevisto en los próximos días.

La propia Cámara de Gipuzkoa, por decisión unánime de su renovado comité ejecutivo y del pleno resultante de las elecciones del pasado mes de junio, ha justificado la decisión de contar con un nuevo secretario general dentro de "la nueva etapa de renovación que está viviendo con el objetivo de potenciar la entidad guipuzcoana", según se afirma en una nota oficial hecha pública

Sin entrar en valoraciones sobre la actividad de Endika Sánchez durante los ocho años que ha estado al frente de la secretaría general de la Cámara de Gipuzkoa, y sin cuestionar la reelección de Pedro Esnaola como presidente de la institución cameral por otros cuatro años más, parece que entra dentro de la más pura lógica que esa necesidad de "renovación" puede significar el reconocimiento implícito a una cierta ausencia que la entidad ha podido tener en este largo periodo de tiempo en su papel de agente social representativo de las empresas en el territorio.

Parece que ahora, según declaraciones públicas de Pedro Esnaola, hechas tras ser reelegido presidente, después de ocho años en el cargo, la Cámara de Gipuzkoa quiere enmendar esa situación y muestra su intención de "mejorar la colaboración con otros agentes de Gipuzkoa. Hablo desde el punto de vista de las distintas entidades de la sociedad civil". No está mal como propósito de enmienda.

Se puede entender que durante estos ocho años la Cámara de Gipuzkoa haya estado centrada en sus problemas internos derivados de la desaparición de la cuota cameral que obligaba a las empresas a pertenecer a esta institución, con lo que ha tenido que reinvertarse para continuar activa en su afán de servicio a las compañías, a lo que se suma un retraso de cuatro años en la puesta en marcha de la ley básica de Cámaras de Comercio y su necesaria adaptación a las comunidades autónomas, pero ello no justifica que la entidad cameral no haya alzado su voz públicamente en cuestiones importantes para el desarrollo de Gipuzkoa.

Una de ellas es el puerto de Pasaia, donde la inacción a todos los niveles que se está observando en torno a su futuro y desarrollo está provocando una gran preocupación en ciertos sectores, no solo en los concernidos en la actividad portuaria, sino en medios empresariales, por ser una infraestructura necesaria para el desarrollo y progreso de la economía del territorio.

No se oyó su voz, al menos públicamente, a pesar de que cuenta con un asiento en el consejo de administración de la Autoridad Portuaria de Pasaia, en la defensa de la dársena guipuzcoana, cuando a principios de este año se produjo una ofensiva desde el otro lado del Deba (léase Bizkaia), que planteaba cerrar Pasaia y convertir a Bilbao en el "puerto de Euskadi". Tampoco se conoce la opinión sobre el disparate técnico que supone el proyecto de construcción de la plataforma intermodal de Gaintxurizketa que enlazaría con el puerto por ferrocarril.

Son cuestiones que como entidad representativa de las empresas del territorio le competen. Como, por ejemplo, trabajar para maximizar la capacidad del aeropuerto de Hondarribia, que no acaba de despegar, velar en su día por los intereses de Gipuzkoa frente a la inercia que el Gobierno Vasco tenía de celebrar la mayor parte de sus congresos y actos en los otros dos territorios de la CAV, o acciones contundentes frente a la desertización del pequeño comercio que se está produciendo en el centro de las ciudades a favor de las grandes superficies.

En paralelo, Elkargi SGR, la primera sociedad de garantía recíproca del Estado con distancia, también está en pleno proceso de renovación a la espera de un nuevo director general que sustituya a Pío Aguirre, que se prejubila y deja la entidad en velocidad de crucero tras llevar a cabo la fusión con Oinarri iniciada hace ya dos años.

Sin embargo, la puesta en marcha del Plan Estratégico 2019-2021 aprobado por Elkargi requiere un cambio profundo en su dirección y la llegada de alguien que tenga un recorrido de al menos de seis u ocho años al frente de la organización, para hacer frente al escenario tan cambiante al que está sometido desde hace ya varios años el sector financiero. Un plan que también contempla la necesidad de afrontar un cambio de cultura interno que haga posible la puesta en marcha de nuevos productos y la aproximación a nuevos sectores y segmentos como el de los servicios, autónomos y profesionales.

Aguirre, que dejará su cargo en la asamblea general que Elkargi celebrará el próximo mes de abril, plantea la cuestión de edad (61 años) para dar paso al relevo, desde la creencia que sería contraproducente para la propia organización incorporar a un sustituto cuando el plan estratégico, que está diseñado como un proyecto de largo plazo, esté ya en plena vigencia. Es preferible que el nuevo director general de Elkargi, que deberá ser elegido antes de diciembre para iniciar un proceso de transición de al menos cuatro meses, sea el encargado de pilotar y dirigir desde su inicio la ejecución de un plan. La renovación también es otro elemento inspirador de este proceso que va a iniciar Elkargi, no solo con nuevas caras sino con una mayor flexibilidad en la actividad que responda de manera más eficaz a las necesidades de financiación de las pymes, que deben estar preocupadas por su diversificación para responder de la mejor manera a los efectos de una nueva crisis que, aunque ahora no se vislumbre, siempre está en el horizonte en función de los vaivenes de la economía.

La situación de tipos de interés bajos, que seguirá por lo menos hasta el año 2020, y la oferta desmedida de crédito por parte de los bancos, aún prescindiendo de la garantía de riesgo, para aumentar su volumen de operaciones y mitigar de esta forma los resultados que le ofrecen unos márgenes financieros bajos, está provocando un escenario complejo. A ello hay que añadir una reducción importante de los agentes del sistema financiero y, como consecuencia, un aumento de las condiciones para poder negociar, lo que hace que la actividad de Elkargi, como herramienta al servicio de las pymes que es, deba a adaptarse de manera rápida a las circunstancias.

Desde que Jesús Alberdi dejara en 2013 la dirección general de Elkargi SGR, que compatibilizaba con el cargo de consejero delegado, han sido cuatro las personas que han estado al frente de la entidad durante estos últimos cinco años. Algunos tan breves como Pedro Oyarzabal, que estuvo un año, otros también doce meses y de manera interina como Víctor Ibarreche. Sin embargo, tras este periodo de transición llegó Marco Pineda, que en los 18 meses que fue director general hasta su incorporación a Sidenor, no solo implementó una nueva savia en la actividad de la entidad al hacerla más innovadora y dotarla de un mayor dinamismo, sino que puso en marcha el proceso de fusión con Oinarri. Una fusión que le ha tocado ejecutar durante estos dos años a Pío Aguirre que, curiosamente, fue el último director general de Oinarri. Renovarse o morir.