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De la censura en las redes a RTVE

Hay teorías que aseguran que la victoria de Donald Trump sobre Hillary Clinton se debió a Facebook. Algo que habría que poner en duda en principio porque fueron los medios convencionales los que hicieron de altavoz a cualquier cosa que se publicara en esa red social. A veces pasa que la información, cuando viene de Facebook, puede ser más un paso atrás más que un avance en la comunicación. Miren si no esa cruzada que ha iniciado para que en sus páginas -o lo que sean- no aparezcan los pezones (de momento son los femeninos) y lo hacen con la peregrina idea de que con eso evitarán la pornografía. Y son tan tajantes que acaban de retirar de su fondo de armario la Venus de Willendorf, nada más y nada menos que una obra paleolítica descubierta hace más de un siglo; que puede tener más de 30.000 años y que, también de momento, se muestra sin tapujos ni pixeles en el Museo de Historia Natural de Viena. Este puritanismo que nos imponen algunas ventanas de Internet recuerda mucho a la censura, pero más en concreto a la de aquellos regímenes penitenciarios en los que los presos recibían los libros con hojas arrancadas y las cartas con renglones enteros tachados. Tanta evolución para que una jornada gélida como la de ayer albergue una noticia como esta y la de que se reunió el consejo de administración de TVE. Aquí, en lugar de presentar su dimisión lo que hicieron fue renovar para la casa Operación Triunfo y ofrecerle una temporada más para finales de 2018. Algo perfectamente entendible por el éxito alcanzado, al igual que el de MasterChef. Las que no están tan claras son las razones por las que este consejo amplió el contrato a programas que demostraron incapacidad para atraer la atención de la audiencia. Me refiero a dos en concreto: Pura magia y Hora punta. El consejo de administración de una televisión pública debería tomar decisiones más profesionales y no tomarnos el pelo que es lo que hace cada vez que se reúne.