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Perreas, cantas o haces televisión

Después de muchos años, en TVE han descubierto que nada mejor que recuperar aquel viejo formato de José Luis Moreno en el que los sábados a la noche invitaba a los mismos cantantes que a lo largo de la historia de la tele han sido invitados. Parece que sí le van a cambiar el nombre: en lugar del Noche de Fiesta van a ponerle No es un sábado cualquiera. Tengo la impresión de que esa va a ser toda la licencia que se van a permitir. Lo cierto es que la televisión actual está liderada por antiguos cantantes que retroalimentan su popularidad haciendo de coach en concursos televisivos musicales. La industria de la televisión y la de la música siguen unidas por un extraño nexo de favoritismo. Pero el mundo musical es tan amplio que solo una punta del iceberg es la que se muestra mientras el resto sigue sumergido en la profundidad de los océanos del anonimato. Ser músico o cantante en este país cuya televisión siempre invita a los mismos debe ser algo desesperante. Tanto como comienzan a ser los comentarios de Pablo Motos en sus entrevistas de promoción. Y es que Motos no pierde la ocasión de untar el pan en el lado morboso de sus invitadas. En la entrevista que les hizo a las cuatro actrices protagonistas de Las chicas del Cable (serie que solo verán quienes decidan comprarla en Netflix), Motos no perdió la ocasión de lanzar al mundo su última teoría, según la cual las chicas se dividen entre las que saben perrear y las que no saben perrear. Motos parece que puede permitirse estos exabruptos pero en realidad su estilo bebe directamente de una televisión que utiliza a la mujer como un objeto con determinado atractivo sexual con el que consigue camuflar sus carencias o algo así. Y mira que me duele decir esto. Sé de buenas fuentes que Pablo Motos es uno de los miles de músicos que no tuvieron oportunidades en televisión. Fue uno de los perfectos olvidados pero está decidido a ser uno más de los cantantes que salen en televisión y venden.