La gala de los Oscar siempre nos coge con el pie cambiado. Ese horario intempestivo hace que varias veces uno se plantee la posibilidad de irse a la cama y ver el resultado al día siguiente. Es lo que hace la mayoría, pero todavía existe una pequeña corriente de trasnochadores que dan la noche por perdida por muy malo que sea el espectáculo de la gala. Algo que se viene repitiendo cada año. Si uno echa la vista atrás recuerda apenas un puñado de momentos estelares pero en general estos premios siempre fueron una castaña. Para empezar porque el arranque y las entrevistas de alfombra duran hasta las 2.30. Un periodo donde da para hablar y hablar como hicieron en el canal 24 horas que echaron mano de la actriz Magüi Mira y del director de Días de cine Gerardo Sánchez. Un par de buenos tertulianos que dejaron su protagonismo cuando se incorporó en la mesa una señora que hacía absurdos comentarios sobre la vestimenta de los invitados: “este año se llevan los bordados plateados” o se metía en cotilleos tipo “se dice que Julianne Moore irá de Chanel”. Lo cierto es que para ver la gala de los Oscar solo había dos opciones quedarte en Canal 24 Horas y que a las 2.30 te dieran con la puerta de la gala en las narices o romper la hucha y visitar la plataforma Yomvi de Canal+. Todo un clásico ya de nuestra televisión. Luego, claro, están los listillos. Los que te dicen que los vieron gratis on line por que borraron su IP al adquirir otros servicios como si fueran de México. Yo qué sé. Trucos que a uno no le caben en la cabeza. Cada año da más pereza superar el horario de las 2.30. La gala, según vi ayer, una vez más fue aburrida y sólo se levantó con el momento calzoncillos del presentador Neil Patrick Harris y los guantes de fregar de Lady Gaga. Al levantarme ayer comprobé también que sí: que en la dedicatoria del Oscar a los enfermos de alzhéimer, Julianne Moore iba de Chanel. Se acabó el trasnochar.
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