La reunión semanal en torno al rugby de la cuadrilla tiene como norma no escrita la obligación de que cada uno se vaya turnando en preparar el plato principal. A veces el juego de algunos equipos es como el pil-pil y no cuaja, así que gastronomía y rugby se entremezclan.
- “En Altamira y en Landare no hay espectadores, no hay seguidores, hay? ¡Sujetadores!” -dice el Marqués de Altamira entrando en materia y en la cocina-. “Me refiero a que quienes acuden sujetan al equipo en sus horas bajas, lo soportan, lo envuelven y lo alzan”.
- “Es que en el rugby es muy difícil ser mero espectador, sobre todo en nuestro rugby” -corrobora el Barón de la Florida-, “uno puede ir a ver el espectáculo de un partido en Edimburgo, pero aquí se va porque se apoya a uno de los dos equipos que normalmente el espectáculo brilla por su ausencia”.
- “Y este año Ordizia y Hernani necesitan de su gente más que nunca” -Hiruntchiberry añade mientras sigue con la preparación de una merluza con estofado de puerros y salsa de chorizo-, “ya que la División de Honor A está muy dura y librarse de los puestos comprometidos es difícil”.
- “Otro año de sufrir” -asiente el Barón que ha pasado puerros y chalotas al biarrota y está cociendo el chorizo-, “pero nosotros ya sabemos que la filosofía del equipo lo requiere, mientras que otros?”
- “Otros mantienen un club que es el Goierri en el rugby y eso exige abrirse al mundo y no negarse a combinar lo de aquí con lo de fuera para mejorar con el cambio?” -casi se le rompe uno de los platos que está colocando en la mesa al Marqués-.
- “Como ponerle chorizo a la merluza” -interviene Galtzagorri-. ¿Con qué lo comemos? ¿Hace un Ribera del Congo?”