Ducha escocesa
-El pueblo se ha quedado vacío -comenta un tipo entrando en la sociedad-, han debido poner vuelos loucosto (sic) a Escocia porque se ha ido incluso casi todo el ayuntamiento y su cuadrilla?
-Pero si el VI Naciones no ha empezado aún -le comento junto a los fogones-, y esos no han ahorrado como nosotros para pagarse el viaje de su bolsillo.
-¡Qué no te enteras contrateras (sic)! Que se van a lo del referéndum.
-¡Cualquier excusa es buena para darse una vuelta por Edimburgo!
Los rugbiers tenemos una parte del corazón muy escocesa. Desde que en 1925 Murrayfield, antiguo terreno de polo, sustituyó a Inverleith porque allí no cabían los 60.000 espectadores que el entonces excelente XV del Cardo arrastraba a sus partidos, este estadio se ha convertido en un lugar de peregrinación sino anual -la economía no lo permite-, al menos, frecuente, con ocasión de alguno de los partidos del más prestigioso torneo del hemisferio norte, sobre todo contra alguna de las otras naciones celtas.
Aunque oficialmente caben 62.000 espectadores sentados, se dice que en 1975 en el partido contra Gales, llegaron a entrar 104.000, quedándose unos miles más fuera a pesar de tener entrada. Estos excesos no son posibles ahora, las medidas de seguridad y el doble recinto con sus consiguientes dobles controles que hay que atravesar lo impiden.
Va a hacer 25 torneos con el próximo que Escocia no realiza un Gran Chelem, ganar a todas las demás naciones, más bien suele pelear por no ganar la cuchara de madera, perder con todas las demás naciones, pero en todo caso merecerá la pena darse una vuelta por Edimburgo antes, durante y, sobre todo, después de cada uno de los partidos del Torneo de las VI Naciones del 2015.