Nadal ganó 1,6 millones de euros al imponerse en Roland Garros. Acumula 51 millones de euros en premios a lo largo de su carrera. Gasol ha tenido esta temporada un salario de 14 millones de euros en los Lakers. El dinero que ha ganado supera los 100 millones de euros. Jorge Lorenzo tiene un contrato con su escudería que le reporta 5 millones de euros anuales, por unos 3 al año que cobran Pedrosa y Marc Márquez, cifras similares a las que se embolsan en sus equipos los ciclistas Contador o Valverde. Desconozco cuánto ganó Carlos Ruiz Zafón con las multimillonarias ventas de sus novelas, al igual que decenas de escritores, músicos, cineastas, arquitectos, etc, etc, etc. Creo que a ninguna de esas personas se les ha pedido jamás que donen parte de ese dinero. A los multimillonarios jugadores de la selección española de fútbol, sí. Ni uno solo de los euros que reciban según su clasificación en el Mundial viene de las arcas públicas. Ni uno solo. Todo viene de los casi 30 millones que da la FIFA al posible ganador y de patrocinios e ingresos de la RFEF, que es la única federación deportiva del país que no recibe dinero público. Pero como la gente en general leemos lo que nos sale de los huevos y con la ética ajena somos especialmente exquisitos, oye, que donen. Por supuesto que sobrar les sobra a todos, pero también a los citados al principio y a cualquiera que si no tiene cargas especiales gane unos 20 o 25.000 euros netos al año. A usted mismo que ayer o hace poco se le derramaban los ginkases en la barra de un bar fijo que le sobran varias decenas de euros al mes. Con decenas de euros al mes de millones de personas tan éticas se hacen maravillas. 10 euros mensuales por cotizante son unos 2.000 millones al año. Pero es más cómodo, moderno y barato pedir que lo hagan los demás. Vivir la ética ajena es mucho más sencilla que la propia.