la 1 y Atresmedia están enzarzados en una pelea audiovisual de altos vuelos en la que los cuchillos se vuelven largos, larguísimos y los mejores recursos de realización y guión asoman esplendorosos para mayor brillo de estas dos cadenas que siendo, pública y privada respectivamente, mantienen una competencia feroz para llevarse el gato al agua. Y eso que la de Lara incrementa la pasta y la de Echenique tiene que hacer equilibrios presupuestarios. Todo comenzó cuando la pública apostó por una versión del mundo de la gastronomía competitiva y agresiva para superar la fase anterior de Elena Santonja, Karlos Arguiñano o Pedro Subijana mostrando excelencias de la cocina y maravillas de recetas suculentas y sabrosas. Los de La 1 plantearon un concurso a cara de perro entre profesionales de la cocina que se las veían para lidiar con los platos que un exigente jurado debía valorar. Ante el éxito de la primera edición la antigua A3 contratacó y metió en el gallinero a Alberto Chicote, que consiguió superar el anterior éxit, con una copia casi mimética de MasterChef. Y la pública rizó el rizo al poner en antena en la época navideña MasterChef Junior, un experimento con jovencísimos aspirantes a cocineros que a pesar de su escasa edad, entre 8 y 14 años, no se cortan ante las cámaras, manejan sartenes y cazuelas, en ocasiones con riesgo para la integridad física de los miembros de los equipos que compiten como si de profesionales mayores se tratara. Por cierto, destaca un pizpireto bizkaino, de nombre Aimar, que se puede llevar el gato al agua a nada que la suerte le acompañe. Comenzaron dieciséis y ganará uno, así que la emocionante criba reúne a millonarias audiencias ante esta nueva prueba de creatividad y respuesta a la competencia que ha dado la cadena pública, haciendo sencillamente eso, televisión.
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