el ministro del Interior acaba de meter la pata sacando a la superficie de su boquita retrechera lo que piensa en el hondón de su alma al poner en absurda relación a ETA con la interrupción voluntaria del embarazo en un ejercicio donde dijo diego que ha encrespado a la oposición y le ha obligado a matizar los términos de su decir que no tienen vuelta de hoja, dijo lo que dijo, que es su pensamiento profundo y el de muchos de sus correligionarios y ya se sabe que en esto de la comunicación hay que andarse con pies de plomo y con extremado tiento, que no están los tiempos para chorradas. Fernández Díaz deberá medir sus palabras y no hacer asociaciones de conceptos y realidades que se repugnan socialmente y solo sirven para echar leña al fuego. En otro ejercicio de dialéctica comunicativa en la que se mueve con habilidad el entrenador del Real Madrid que ha hecho del vitoriano Karanka una pieza útil para su estrategia, convirtiendo al segundo en primero en muchas de las habituales ruedas de prensa. El ayudante que tampoco es un dechado de habilidades expresivas va solventado las desapariciones y apariciones del entrenador según vaya la marcha deportiva del equipo y las ganas de largar que tenga el portugués, que cuando raja, raja de verdad y calma la sed de plumillas, micrófonos y cámaras. El estilo comunicacional de Mou es un punto chulesco, irónico y hasta faltón eligiendo la pieza a batir con pizca de sal y pimienta. No te vayas, José. Quien sí se ha ido ha sido José Mota, que deja las noches del jueves, para que Milá llene los televisores de decadente carne y momentos estelares. El paso del cómico por la cadena no ha sido todo lo espectacular que se esperaba y el producto necesita cambio y hasta, a lo mejor, recambio. El minuto más caro de producción de la parrilla no ha arrasado y se esperaba un éxito contundente que no ha llegado.