'Masterchef' se evapora y los seguidores de Juanito Oyarzabal
EL repaso del Bayer al Barça lo vio la mitad de la audiencia que a esas horas miraba la televisión. La enésima prueba de que sólo el fútbol es capaz de conquistar esos cifras. Porcentajes similares los tienen la F1 pero estamos hablando de horarios en los que apenas llegan a los 2 millones de espectadores. Con esta cifra arrancó la tercera edición del programa Masterchef después de que la movieran del miércoles al martes para aprovechar el rebufo futbolero. La pereza parece invadir a jueces y concursantes de este nuevo concurso de gran éxito internacional al que ni tan siquiera han sido capaces de adaptarle el nombre por, qué se yo, algo más reconocible: Cocinero magistral, Una pizca de sabor y un montón de sumisión o El salero a los pucheros. Pero no, le han puesto Masterchef y es una fotocopia de los programas que se pueden ver en USA o Inglaterra. Imitan las broncas y reproducen la actitud seudomilitar de los chef. Una violencia poco creíble que invita constantemente a recurrir al mando a distancia en busca de otra opción. Y eso es lo que fue haciendo la peña hasta reducir la audiencia del 50 a un 15%. Con todo, el martes después del partido subieron un millón de espectadores respecto a la semana anterior pero me temo que no tardarán mucho en perder otro tanto. Algo me dice que esta audiencia se irá evaporando sin que los 13 concursantes demuestren que son capaces de estrenarse llevando una cocina. Aunque para estreno precipitado el de A. J. Clemente. Hacía su primer programa como presentador de la NBC de Dakota del Norte. Antes de entrar soltó un sonoro "puta mierda" que recogieron claramente los micrófonos. La expresión ha acabado con su trabajo: lo han echado. Es posible que a Clemente le haya perdido su pasión por El conquistador del fin del mundo. No me extrañaría que sea fan acérrimo de Juanito Oyarzabal.