Superdotados, mediocres y zoquetes
los guionistas de Sálvame son auténticas fieras creando situaciones de interés televisivo que sigue colocando a este programa en lo más alto del consumo en la franja de cuatro a ocho de la tarde y siguen demostrando capacidad de agitación en la audiencia que lo sigue con fidelidad espartana. Como ha manifestado en numerosas ocasiones el conductor del programa, Sálvame es un producto de entretenimiento y por eso todo está orientado a facilitar al espectador el consumo de las imágenes, situaciones y anécdotas que van trufando a diario el quehacer profesional de los colaboradores, auténticas estrellas del show televisivo. Cada tarde, Jorge Javier Vázquez se encierra con sus leones y leonas en la jaula dorada del plató de Tele 5 para contar, criticar y desprestigiar famas, honras y honores en un ejercicio de narración cochambrosa de las figuras del cuore y aledaños y que no paran en barras a la hora de meter el puntero en el ojo ajeno, cruzándose guerras y guerrillas entre los mismos colaboradores, en un ejercicio planificado que sigue las pautas marcadas por el guión y los directores del espacio. La última novedad de este magacín ha sido proponer y hacer un test para medir el coeficiente intelectual de diez colaboradores en una magnífica gestión de contenidos que ha tenido en vilo a la audiencia a la espera de descubrir quién era el superdotado y el zoquete de la compañía. A lo largo de una semana, la clasificación general ha ido desvelándose entre el temor, cachondeo y estupidez de los diez protagonistas de esta nueva intromisión en la intimidad de estas marionetas desnudadas una vez más por el mercadeo de cuerpos y almas. La medición del coeficiente intelectual de los colaboradores de Vázquez ha sido una nueva vuelta de tuerca en un programa que camina sobre las miserias y torpezas del personal.