LA confesión de Lance Armstrong se va a convertir en todo un fenómeno televisivo mundial. Fuentes anónimas ya han adelantado parte de la entrevista que el tejano realizó a Oprah Winfrey, una de las presentadoras estrella de la televisión americana. Actualmente a esto de saber ya lo que va a pasar en un programa de televisión se le llama spoiler, un fenómeno que tiene toda la pinta de quedarse por este medio en el futuro. Primero, porque despierta morbo en los espectadores y luego, porque permite interactuar con el fenómeno adelantándose incluso al momento televisivo. El ejemplo de Lance Armstrong ha conseguido que medio planeta sepa que hoy jueves o mañana viernes (la entrevista se da en dos veces, por lo que se cree que la confesión del ciclista no se hará hasta la segunda entrega) nos cuente sus chanchullos de si la EPO la llevaban en la gorra, en el manillar o mezclado con el agua de los botellines de plástico que luego tiran a los niños.
No podría ser de otra manera, que el que fuera rey del ciclismo protagonice un nuevo fenómeno catódico. Pero este anticipo informativo y este creciente interés va a conseguir que nos creemos expectativas exageradas sobre la relevancia de lo que finalmente diga. Vamos, que puestos a avanzar spoiler, o mucho me equivoco o la entrevista de Oprah Winfrey a Armstrong va a ser más vacía que la que protagonizara Hermida a Juan Carlos no hace mucho.
Suele ser habitual que este tipo de fenómenos pioneros tengan su influencia a nivel internacional y vayan naciendo secuelas locales. No me extrañaría que en poco tiempo Sálvame, Mª Teresa Campos o alguna de las reinas de la mañana abran sección independiente con las confesiones de deportistas arrepentidos por sus dopajes. Y aunque todos tenemos dos o tres nombres en mente, seguro que habría sorpresas inesperadas. Al tiempo.