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Cambio de programación sin piedad

ELclub de la comedia es un refrescante programa que se emite en varios canales con la presencia de Eva Hache, maestra de ceremonias de la media docena de humoristas que desfilan por el escenario donde se graba el producto de éxito para público minoritario. La célebre presentadora segoviana ridiculizaba en un pasado programa la labor y dinámica de los programadores de televisión que quitan y ponen con la celeridad del rayo los emplazamientos de los programas, que bailan con inusitada frecuencia, creando en la audiencia sensación de despiste y mareo. La popular humorista ridiculizaba la habitual circunstancia en las teles poco respetuosas con horarios y emplazamientos publicitados y posteriormente modificados y si te he visto no me acuerdo. Hubo tiempos en los que las televisiones variaban su programación en función de lo que ofrecía la competencia, creándose una batalla de contraprogramaciones que obligó a intervenir al poder político, que cortó aquella insultante y desconsiderada práctica empresarial. Los medios impresos dedican páginas de información a presentar las parrillas de las cadenas más importantes y en muchas ocasiones lo publicado y lo emitido es mera coincidencia. Los programadores de la tele son hombres/mujeres de goma con capacidad de reacción supersónica y que están permanentemente colgados de las cifras que arrojan los audímetros medidores de las apetencias de los teleconsumidores, tomando decisiones que no llegan a los públicos hasta que se produce la modificación y el cambio coge desprevenida a la audiencia. En los últimos tiempos se ha generalizado la mosca de programación en el ángulo superior de la pantalla para anunciar producto, día y hora de la oferta que la cadena quiere destacar, pero, así y todo, sigue vigente la dinámica de cambio de programación sin piedad.