UNA de las cuestiones importantes entre los espectadores que vemos las secciones del tiempo en la tele es la precisión. No es lo mismo tapar con una nube La Rioja y quedarse tan ancho, algo que suelen hacer en Telecinco, TVE o Antena 3 que identificar las lluvia en la zona al oeste de Logroño justo al este de Viana y al sur de Oyón que es lo que solían proponer los chicos del tiempo en ETB. En el tiempo el tamaño importa. Y mucho. En la información meteorológica cuanto mayor sea la superficie menor precisión obtendremos. Con la llegada de Surio y compañía se modificaron los mapas del tiempo de tal manera que dejó media audiencia en la periferia. Una mala gestión, sin duda, la de apartar al público del medio. Algo que, se entiende, ha tenido que ver con la caída de la audiencia en los últimos años. Ahora puede que dé menos miedo; que poco a poco se vaya mirando tímidamente a ver si uno se ve reflejado. Es tiempo de reconstruir el mapa. Pero no con la idea de puzle al que se le pueden quitar o añadir piezas. Tan sencillo como mantener los criterios de información y servicio público a quienes tenemos la costumbre de seguir el tiempo por EITB. Por eso y por la sección fotográfica, en la que esta cadena fue pionera y que hoy en día le copia el resto. Un espacio fresco que permite pasearse a diario por los puntos más variados en busca de rincones singulares y fenómenos meteorológicos en el paisaje. En un país donde cualquier momento es bueno para hablar del tiempo; no puedo menos que recordar la ocurrencia simpática de Vaya Semanita con Ana Urrutia despidiéndose de Eguraldia porque los jefes la cambiaban por el pastor del Gorbea y un cura aficionado a la témporas. Aquí levantas una piedra y salen media docena profetizando si va a llover o la tormenta se aleja. No entiendo mucho del tiempo pero esto último es lo que espero.