A estas alturas de la crisis nadie, salvo el Salvados de Jordi Evolé, parece darse cuenta en televisión que las cosas están cambiando. Y no me refiero a que desde El gran debate se hable de desahucios. No. Ahí seguimos con la promoción de cantantes y actores sin ceder el protagonismo a los verdaderos protagonistas de la tragedia que nos está consumiendo. Hace unos años podría tener algo de sentido el programa de Españoles por el mundo, pero hoy con la salida masiva que se está produciendo tendría que variar su formato. Qué es eso de acercarse a los habituales emigrantes que viven por encima de nuestras posibilidades en cualquier país del planeta. Lo lógico es que se realizara el mismo programa pero con la gente que ha decidido salir al mundo en busca de una oportunidad que hoy aquí no se le ofrece.

La falta de cintura es uno de los problemas de la televisión. Algo que no termina de asumir como otros medios que ya tienen secciones muy vinculadas con los efectos de la crisis y que buscan paliarla en su medida. Ahora que se acercan los prolegómenos de la Navidad, mucho me temo que a pesar de los millones de parados y la ruina total de millones de hogares la televisión nos venga con la misma monserga de loterías y galas a la que nos tiene acostumbrados. Ese mensaje cansino y consumista que se repite todos los años y que parece hecho solo para la mejor gloria de cantantes y famosos en general. Estaría bien que en 2012 se recordara como el que inició el cambio en la programación navideña. Supongo que Jordi Evolé ya estará trabajando en ello. Ahora hace falta que todos esos que se dedican a los conciertos enlatados muevan ficha. El panorama pinta que estamos más cerca de la cena de los mendigos en Viridiana de Luis Buñuel que de las campanadas exageradas con las que nos machacan en casa por Navidad.