HAY gente que se pregunta ya qué verá cuando se acaben los juegos olímpicos. La tele de verano asusta y quizás por eso las cifras son reveladoras. Cuando le dan a Emma García como el programa más visto cuando habla de las extrañas vacaciones de la familia real en Mallorca. Ver la tierna instantánea de esas criaturas en el trenecito de Soller es como hacer una invitación a tu jefe mandándole un recordatorio del bautizo de tu criatura. Y es que parece que le han sacado partido a eso de las dificultades. Ya nunca será lo mismo en los palacios de verano donde esta gente descansa a papo de rey sin que la sombra de la sospecha planeara por encima de sus veleros haciéndoles sombra en las playas exclusivas. En fin que hay tele detrás del verano y verano que está al margen de la tele. Pero si algo vendrá a sacar a este país del ostracismo televisivo es el fútbol. Los de Mediapro poseen todos los derechos audiovisuales de varios equipos de fútbol y estos días se está fraguando la masa sobre cómo será la futura emisión de fútbol en las dos próximas temporadas. Esta productora ha abierto ya el plazo para vender sus derechos. Lo mejor del tema es que la emisión mantiene el partido en abierto de todas las semanas. Algo necesario para una necesidad ya que, en estos tiempos de crisis en todos los órdenes, el fútbol es uno de esos productos que mejor asimila el descontento y lo reconstruye para su causa. Y ya que la televisión es su territorio este año los equipos y aficionados al fútbol tendrán que resistir los horarios intempestivos con el que van modificar el olor a domingos castizos con el aroma a puros y brandis para el personal. Cuando convenga retrasarán los partidos a las 23.00 horas con el fin de que el programa estelar por excelencia que es el fútbol tome el liderazgo que por número de espectadores le corresponda.