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Solo marcianos

La realidad supera la ficción. Eso es lo que se propuso la BBC al emitir 17 horas de especial del 60º aniversario de la reina Isabel. Un despropósito que ha levantado la vena republicana del resto de Europa. Toda la vida respetando y loando las virtudes de la British Broadcasting Corporation (Corporación Británica de Radiodifusión) y resulta que nos tenían engañados. Eran más isabelinos que la propia Isabel. Bueno allá ellos. Yo ya le he puesto una muesca al mando para acordarme de saltar su número en una temporada. Así que volvamos a lo nuestro. A esa forma curiosona de escribir la televisión de esta columna. ¿Saben que un médico sevillano ha escrito un capítulo de un libro afirmando que los diagnósticos del doctor House eran en muchos casos equivocados ? Y que muchos de sus remedios conducirían al enfermo directamente a la muerte. Pues vaya fraude. La serie que se basaba precisamente en el valor del genio y ahora resulta que los que le escribían los guiones eran unos charlatanes.

Pero el gran espectáculo televisivo de ayer fue el tránsito visible del Venus por el Sol. Uno de esos sucesos astronómicos que se repetirá cuando todos, incluida la reina de Inglaterra, ya estemos muertos. Un día significativo en el que falleció Ray Bradbury, al que conozco por su novela Farenheit 451, de la que Truffaut hizo una película, y Crónicas marcianas, de la que Javier Sardá tomó su título y el tono inicial para su programa nocturno. El fenómeno pone de manifiesto que nuestras cuitas económicas tienen un tamaño similar al minúsculo Venus cabalgando por las lenguas de fuego solares. Tras los fastos a la reina Inglaterra y ver a Emilio Botín entrando con pantalones rojos cortos en un recepción a Juan Carlos, yo también sospecho que lo que ocurre de verdad es que estamos rodeados de marcianos.