EN plena jauría financiera ayer vimos un anticipo de Bruce Springsteen. Salió en todas las televisiones arrebatándole el teléfono a un espectador y cantando la canción a la persona con la que estuviera hablando. Luego lanzó el teléfono al público. Dicen que a Bruce le gusta mucho Donosti. Que cualquier día vas a La Concha y te lo encuentras rodeado de la familia y que los donostiarras le respetan tanto que nadie se le acerca a hacerse una foto con el móvil o pedirle un autógrafo. La estrella ha descubierto que hay un lugar en la tierra donde puede pasar por una persona normal. Todo lo contrario a lo que les ocurrió a los finalistas de GH. El público presente manoseaba literalmente a los concursantes que iban camino del plató a pasar tributo con la diosa Mercedes Milá.
La popularidad que ofrece la imagen es mayor que la del resto de medios. Hay voces conocidas en televisión pero cuya cara es todo un misterio insondable. Le ocurre a Juanjo Cardenal, que es quien hace las preguntas de Saber y Ganar, voz grave y todo un contrapunto a la sonrisa exagerada de Jordi Hurtado. En la radio la intriga es mayor. Quién no le ha puesto cara alguna vez, qué se yo, a Arantxa Iturbe de Euskadi Irratia, por ejemplo, que lleva más de veinte años oculta entre las ondas sin dejarse ver por las tertulias televisivas. Ahora, en su 75º aniversario, RNE ha hecho posible que tengamos a los protagonistas de esa radio ofreciendo premios en TVE. Un hermanamiento que que nos permite conocer de cara a Pepa Fernández pero que no le aporta nada ni a una, ni a la otra. La ruleta de regalos a quienes llamen a un teléfono de pago es la peor promoción que he visto para un medio que cumple tres cuartas partes de un siglo. Nació en 1937. Justo cuando por aquí arrasaban Gernika y Otxandio. No dicen nada sobre quién la puso en marcha.