De pelos y canas
hAY una guerra a las canas en televisión que mantienen al espectador muy despistado. Ocurre en un país para comérselo que el pelo de Imanol Arias y su hermano en la ficción Juan Echanove en una temporada salen con tinte y a la siguiente aparecen tocados de blanco. Ocurre también con el resto de políticos como el mismísimo Mariano Rajoy, cuyo castaño total choca con el blanco de su barba. Hasta los tertulianos más viejos, tal es el caso de Ramón Tamames o Pablo Castellanos, tiñen su pelo como si con ello ocultaran parte de su edad. Seguramente habrán oído aquella frase algo incierta de que "dios da en canas lo que quita en inteligencia". Quizás por eso de la inteligencia, las tonalidades de Mourinho sean tan cambiantes. Que un día parece que es una persona normal y al siguiente se le nota que se queda en blanco.
Tan en blanco como el otro día la vidente Anne Germain que apareció en el programa de Jordi González y no le acertó ningún vaticinio a Santiago Segura. El director de Torrente se quedó desconcertado por los erráticas videncias de Anne. El tema es que éstas se hicieron en el mes de agosto y la cadena ha decidido no sacarlas hasta ahora para no hundir el prestigio de esta bruja de la tele. La sugestión y la clarividencia son mundos que corren paralelos y que no hay más que asistir al bochornoso espectáculo de la Caja de Sálvame Deluxe para comprobarlo. Eso o ver en Cuatro a Hilario Pino, que, de golpe y porrazo, ha realizado el milagro de lucir pelambrera. Ver al presentador con su melena ladeada como si tal cosa después de toda una vida acostumbrados a sus entradas interminables es, a partes iguales, cosa de brujería, de cosmética y, si me apuran, también de cirugía. Un saludo a los calvos y canosos de la televisión. Que sepan que su resistencia ofrece una imagen de mayor credibilidad.