UNA nueva indemnización a Pepe Navarro por parte de Telecinco pone de manifiesto que, buena parte de esta cadena, hace su televisión a costa de lo que sea. Da igual que luego anden los jueces más que impartiendo justicia peritando cuánto vale la dignidad de uno, las tetas de otra, o a cuánto se cotiza llamarle cornudo a un cantante cualquiera. Buena parte del colapso de la justicia seguramente viene a costa de todos estos personajes que pululan por la televisión y que viven entre un sinfín de demandas. Jueces que tienen como fin último cuantificar en euros los delitos. El resto poco importa. Ahora es Navarro a quien le calculan en 70.000 euros, haberle vulnerado el derecho al honor y a la intimidad, cuando una mujer afirmaba en Sálvame deluxe que se había acostado con él. Es posible que trabajar con este material haga que ya vayan calculadas las posibles indemnizaciones en los gastos de producción. Da igual que alguien no quiera vender su intimidad porque esta gente te pone en el mercado te guste o no. Lo que sí me ha gustado este año ha sido que el premio Ondas haya recaído en la cara visible de Salvados (La Sexta). Jordi Évole recibió con el Premio Ondas 2011 al mejor presentador de televisión con todo el merecimiento. Ningún otro programa ha presentado con tanta osadía y punto de humor reportajes de actualidad (El fin de ETA, la corrupción política) y personajes con pasado inquietante (Barrionuevo). Entrevistas que se han visto recompensadas con el apoyo de los espectadores como la que en octubre le hiciera a Jesús Eguiguren con la que batió récord de audiencia. Jordi Evolé ha demostrado valentía y que el periodismo no está reñido con el pasatiempo. Un mensaje que viene bien escuchar en medio de la tormenta de programas que acaban poniéndole una calculadora a la justicia.