HOY es uno de esos días en los que la televisión se convierte ella misma en gran estrella. Y por mucho que los nuevos canales estén cogiendo fuerza todavía hay una gran mayoría que aguarda a este medio hasta el cierre de las urnas para que le den los datos mascados cada diez minutos. El vértigo habitual del relato de los resultados de las elecciones generales puede hoy verse reducido a la simple comprobación de una mayoría absoluta o no. La noche electoral televisiva puede despacharse a la hora de los informativos si se hace caso de las encuestas y de la opinión mayoritaria de los expertos que otorgan la mayoría al PP y las nulas opciones de PSOE y el resto de los partidos. Desde este punto de vistas son unas elecciones tan inauditas que ni los más pesimistas de un lado, ni los mayores optimistas de otro auguran un resultado diferente. Con lo que la noche electoral quedará reducida a la mínima expresión: el ganador es... Pero ¿qué ocurriría si como señalaba algún cachondo el otra día que vaticinaba los datos electorales de hoy a favor de Rubalcaba en el teletexto de TVE? ¿Y si los resultados fueran a la inversa de lo que afirman las predicciones?
Sin duda con esos mimbres se podría hacer una buena serie de ficción, de esas que tienen un buen arranque pero que se atascan en la página cuatro del guió. Espejismos a parte aguardaremos qué nos deparan los resultados de las urnas para ver su traducción televisiva. Pero sin esperar mayores sorpresas como cuando conectamos con los programas deportivos y ya sabemos de antemano que se hablará de Cristiano Ronaldo y compañía o que en los programas del corazón, que arrancarán con el embarazo de la novia de Paquirrín.