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Emmys y perejil

LAS autoridades chinas han prohibido que se haga Super Girl, que es la versión oriental de Operación Triunfo. La excusa es que Super Girl (no me pidan que lo escriba en chino) excedió el límite de tiempo que le deberían haber dedicado. A partir de ahora, programas de este tipo no se emitirán en todo 2012. En su lugar echarán programas que promuevan la ética y la seguridad pública además de informar sobre la mejor manera de llevar a cabo las tareas domésticas. Deben ser los últimos coletazos del comunismo en plena era digital o puede que la nueva revolución china comience por aprender a hacer estofados y tener la casa como los chorros del oro. Claro que allí Karlos Arguiñano sería el héroe nacional. Te baila, te cuenta chistes mientras pasa obsesivamente el trapo por la tabla y te enseña a hacer unas pochas de temporada que alucinas. Y es que, aunque no lo parezca, Arguiñano es el hombre espectáculo. El que no se sabe cómo pero acaba tocando todos los instrumentos de la orquesta televisiva. Lo demostró el otro día en El hormiguero y lo demuestra a diario en un programa que se mantiene milagrosamente en el tiempo y en diferentes cadenas. Un espacio que, como el pan nuestro de cada día, lo confecciona con la sencillez de ingredientes como el buen humor y su toque personal, que si tuviera un olor, seguramente olería a perejil silvestre.

Ya saben que el negocio de la televisión tiene la manía americana de dar premios a quien hace su trabajo. Ayer en Los Ángeles fue la 63ª edición de los premios Emmy que tenía a las series Mad Men, Boardwalk y Modern Family como aspirantes a todo. Finalmente la primera solo se ha llevado el Emmy de mejor drama. Y es que en Los Ángeles se comienzan a dar cuenta de que vienen nuevos aires y que los dramas en televisión ya no se estilan.