Se acabó el chollo
EL entrampado mundo del fútbol anda revuelto por enfrentamientos de variados intereses deportivos que nadan entre deudas e impagos que hacen temblar las raíces del deporte más popular y seguido. La situación roza la quiebra y las huelgas amenazan el calendario de la competición. Este enfrentamiento entre futbolistas y clubes oculta otra complicada situación de tensión en el mundo del balompié, en esta ocasión entre empresas de comunicación y AFP. El mayor salto económico cualitativo en la historia de la liga española se produjo con la aparición de las televisiones autonómicas y, después, de las privadas en el negocio de las retransmisiones, que engordaron presupuestos de grandes y pequeños y alimentaron una espiral de gasto incontenible. Hace dos décadas se planteó la necesidad de exigir el pago de un canon a las radios que, se entendía, producían programas de alta audiencia y correspondientes ingresos publicitarios y por ello debieran abonar una cantidad como parte del pastel que el fútbol generaba. Aquel intento fracasó, básicamente por la postura unitaria de los medios radiofónicos con José María García a la cabeza, y este verano ha vuelto aparecer con visos de hacerse realidad, ante la necesidad que tienen los clubes de arañar pasta hasta debajo del césped de sus campos. La petición está servida por parte de los clubes y podemos tener un motivo suplementario de guerra en el fútbol, con un silenciamiento de los partidos de fútbol. No están las radios para abonar canon alguno, pero es cierto que la analogía entre tele y radio en retransmisiones y programas deportivos correspondientes es tan evidente que terminará estableciéndose un pago por hacer radio espectáculo, más allá de los minutos obligados de cobertura informativa. Da la impresión de que se acabó el chollo radiofónico y toca retratarse en taquillas. Más ajustes de la crisis.