Antena 3 se encontró el pasado viernes, a las nueve de la mañana, con la inesperada sorpresa de ofrecer en directo las imágenes que estaban llegando desde la plaza de Catalunya donde los Mossos d'Esquadra cargaban contra pacíficos manifestantes con saña mameluca como si acometieran a los más agresivos alborotadores del mundo mundial. La cadena de Lara tuvo la fortuna de enviar a un equipo a los alrededores de la plaza olfateando noticias y consiguieron unas imágenes que han dado la vuelta a la aldea global y que se convierten en prueba de cargo de la brutalidad, desproporción y mal hacer de la Policía Autonómica catalana, que se sobrepasó en la acción represiva, se metió en una pelea mediática de explicaciones y desmentidos sin cuento y marcó con trazo rojo un día en el que no llegó la sangre al río, de milagro. Y todo ello recogido en un excelente trabajo de horas de Griso, Castellot y reporteros de la delegación catalana de A3 que se limitaron a ser testigos de lo que ocurría y trasladar en imágenes la realidad a la pantalla. Las imágenes hablaban por sí solas y llevaban al espectador al centro de la noticia, con momentos de tensión para los informadores, que supieron mantener el tipo y aguantar la cámara. Espejo Público fue en la mañana del viernes, eso mismo, espejo de la actualidad en directo gracias a la tecnología, buen hacer y valentía periodística puesta a prueba ante policías y acampados. La medida higiénica de la Policía Autónoma pudo originar una cascada de enfrentamientos de dimensiones difíciles de calcular. Sus justificaciones llenas de contradicciones y puntos oscuros quedaron en entredicho ante la verdad, dimensión y claridad de las imágenes ofrecidas que se convirtieron en prueba de cargo para la audiencia. En estas situaciones de punto caliente informativo, el poder y el servicio social de la televisión son incomparables.