Patxi López
Para la totalidad -o el 99%- de los medios de comunicación nacionales la llegada a la Lehendakaritza de Patxi López supuso la misma sensación de desahogo y júbilo como cuando Sonsoles Suárez se plantó en el salón de casa de sus padres y les dijo: "que me separo de Pocholo". Cuenta la leyenda que sus padres le preguntaron: "¿y ahora sales con alguien?" Y ella contestó: "con un traficante de armas". Y sus padres dijeron: "¡ay, qué alegría! ¿Y es cariñoso?" Con Patxi López, sin ser traficante de nada, que se sepa, sucede tres cuartos de lo mismo, tiene bula para unos cuantos años en la medida en la que ha desalojado del poder al PNV, que como todos sabemos tiene cuernos y rabo. López, al que hay que reconocerle el mérito de haber montado en apenas dos años idéntica finca a la que le costó montar al PNV en 30, mantiene en su puesto a una delegada del País Vasco en Chile y Perú que ha comprado en Nicaragua un parcelón a la oenegé que ella misma montó y donó dinero destinado a cooperación. Una cosa muy rara. Le das dinero del bote de la cuadrilla a un mendigo para que se compre un bocadillo, se compra el pan y a la salida de la panadería se lo vuelves a recomprar con tu propio dinero porque ese pan "tiene muy buena pinta". Ante esta surrealista actitud de la exalcaldesa de Lasarte, el tal López ha apretado las filas con la casi totalidad de medios vascos y nadie ha dicho ni una palabra del caso hasta hace poco, un tema que apesta por los cuatro costados y que, como mínimo, es rocambolesco. Y, no contento con no ponerla de patitas en la calle, López ataca a los que, sencillamente, escriben los hechos en los papeles. La alternancia en el poder es sana y positiva. El problema viene cuando, gracias a tu predecesor, te dan manga ancha para sonarte los mocos con las cortinas.